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Una cabalgata para sentirse llanero

Crónica de una cabalgata en Gramalote

La Asociación Hotelera y Turística de Colombia (Cotelco), capítulo Meta, que en el departamento agrupa a unos 60 hoteles, acaba de firmar una alianza con los operadores turísticos Hotel Campestre La Potra; Hacienda Marsella; y Gramalote, campo ecológico, en Villavicencio, para promover una serie de productos ecuestres. Agenda Hoy tomó las riendas y galopó en Gramalote. Esta es la historia.

Hay pasos en donde el agua le llega a la cintura al jinete.

260 hectáreas de terreno le permiten a Gramalote, campo ecológico, ofrecer una variada oferta ecuestre, desde  disfrutar a caballo del paisaje que ronda el piedemonte hasta convertir al turista en llanero por un día.
El lugar está ubicado entre los municipios metenses de Villavicencio y Restrepo, a 700 metros del peaje de Puente Amarillo.  A mano derecha, una pequeña vía es el acceso al lugar. A simple vista  parece una finca, con sus caballerizas y su rancho, pero detrás esconde una maravillosa  aventura.

Agenda Hoy llegó al lugar invitada junto con un grupo de periodistas. Algunos, ya sentados alrededor de  mesas forjadas en tabla, miraban con curiosidad un muestrario de nudos que colgaba en la pared de la recepción. Gaza de monje,  moreno doble, nudo corazón, nudo riñón y nudo diamante, eran algunos de ellos.

Allí también estaba Henry Alcántara Robayo. Algunos lo conocen como Popeye, nombre que le achacaron cuando estaba en la Armada, y otros, como Picasso, por su arte de pintar murales, especialmente en campañas políticas. De él se dice que es el llanero que más nudos sabe realizar. Quizá unos 150.

Mientras el resto de los periodistas degustan un nuevo producto energizante, aprovecho para hablar con  Jaime Echeverri, un bogotano que cambió las corbatas y los vestidos por el sombrero y los caballos. Hace siete años dejó la presidencia de una aseguradora y llegó a Villavicencio para fundar Gramalote, evocando el nombre con el que se gestó la capital del Meta. Tenía apenas tres caballos, uno de los cuales tuvo que ser sacrificado por culpa de una anemia, y alquiló otros ocho para completar diez, con los que inició sus cabalgatas  ecológicas. El lugar hoy ya cuenta con 93 caballos propios y ofrece a los turistas tres tipos de cabalgatas, la manigua, el rincón de los micos y la cascada, además de los productos ‘Ser llanero por un día’ y ‘Rally llanero’.

Cabalgatas ecológicas

Los pasos por río son los que más llaman la atención.
Las cabalgatas ecológicas, explica Echeverri, son con las que se hicieron conocer. La primera opción es La manigua, como llaman en el llano al bosque tropical pantanoso  y algunas veces impenetrable. Ese recorrido dura una hora, en medio de matas de monte y atravesando algunos ríos y charcos, en los que el agua puede llegar hasta la cintura.

La otra opción es el rincón de los micos, agrega Echeverri, mientras da indicación de que alisten los caballos para los periodistas. “Ya guardamos los más feitos”, le dice alguien. Explica que los micos se encuentran en un cruce de matas y que no están en cautiverio. Si corres suerte los puedes ver, es un paso frecuente, agrega.

La cascada es el nombre de la tercera cabalgata y tiene una duración de dos horas y media, pues incluye un baño bajo sus aguas. El recorrido pasa por la manigua, esteros y ríos. En algunos pasos, los caballos cruzan nadando, ya conocen la ruta, no se requiere ser experto, son mansos y criollos.

Hay lugares propios para galopar o, simplemente, para disfrutar del paisaje.
“También hacemos muchos eventos para empresa manejando todo detrás de la cultura, como ser llanero por un día, donde la gente viene, ordeña, hace una caminata temática, la cacería del zorro, donde hacemos paradas y les damos unos arcos y flechas en aluminio, para que estén cazando una figura de un chigüiro o de un pez, recreando lo que hacen los indígenas para subsistir. También  tenemos el rally llanero, un concurso donde se hacen pruebas entre equipos, con temas llaneros, está el coleo a pie, la cogida del marrano y las gallinas, la enlazada del vaquero, el ordeño de la vaca mañosa, la ensillada del potro cerrero…”, lo interrumpe Popeye, pues viene a hacer un trabajo y a aprovechar la cabalgata.

Popeye o Picasso dice ser publicista e instala pasacalles, pero parece un llanerazo, de cuchillo al cinto, cotizas y un particular sombrero del que  cuelga una pequeña cola sintética de mapache. También tiene adherido a él  un paquete de cigarrillos Piel Roja, tabaco, chimú, un encendedor y tres estrellas.  Mientras alistan los caballos, se ufana de tener fotos con la Gobernadora del Meta, el Alcalde de Villavicencio y artistas llaneros. “Yo soy amigo de casi todos los políticos”, agrega,  y apunta con su dedo una fotografía. “Mire,  con el jefe de contratistas, el primer amo de la República”. Se ríe. Afirma que es cumaraleño, pero que le gustaría que en su cédula apareciera el nombre de Villavicencio. Luego se despide: “Permítame que voy a avanzar en un trabajo, a ver si me voy con el grupo a montar a caballo”.

La galopada

Antes de iniciar la cabalgata, los representantes de Gramalote, La Potra y Marsella se presentan. Mariluz Rojas,  presidenta de la junta directiva de Cotelco, capítulo Meta, afirma que en la alianza vienen trabajando desde hace un año “para decirle al turista que en el Meta tenemos un producto ecuestre de calidad”.  “Para terminar, interrumpe Echeverri, la idea es poder vender el destino Meta, algo que buscan las personas cuando llegan al llano son caballos, y que mejor que los prestadores de servicios  ofrecemos este matrimonio, un producto muy bueno, como son las cabalgatas”.

En Gramalote hay pruebas e obstáculos para los expertos.
Nos guían, entonces, hacia la caballeriza. Los periodistas, tímidos, se acercan, muchos de ellos, inclusive quien escribe, son novatos, guates.  Se notan los nervios, hay unos más ‘chicaneros’ que otros.  Pero en Gramalote no hay problema, hay guías que explican, toman las riendas, le subo o bajo el estribo, preguntan. Están atentos.

La asignación de los caballos es según el nivel de destreza que tenga el jinete. Hay cinco: El uno, para quienes nunca han montado a caballo y son nerviosos; el dos, para novatos que no sufren de temor; el tercero, para quienes ya han montado, pero no son expertos; en el cuarto están aquellos que consideran que montan bien; y el último es para los llanerazos.

“Recuerden que vamos a pasar por ríos, y el agua nos puede llegar arriba de la rodilla, si llevan billetera,  déjenla”, da instrucciones el caporal. “Tomen las riendas con una sola mano, porque en el llano necesitamos la otra para abrir una puerta, colear un animal,  coger a la novia, para muchas cosas”, agrega. Echeverri también indica que en las bajadas el cuerpo debe ir hacia atrás, que tomar la cabeza de la silla no es ningún pecado y que al pasar por el río se deben  aflojar las riendas del animal para que saque la cabeza si requiere nadar. “Entonces, agrega, es importante que se echen la bendición, que no sobra, y nos vamos, listo, no, mentiras, los caballos nuestros son mansitos, lo único que saben es llevar gente y clientes como ustedes para que  disfruten”.

No es necesario ser un experto para disfrutar de las cabalgatas.
Nos vamos en fila india, en el camino muchos se retratan con sus cámaras. Pocos hablan, se les nota el temor, un caballo corre solitario y los jinetes se asustan. Otros se ríen y una chica grita espantada. Es su primera vez. Nuestro recorrido del día es apenas una pequeña muestra de lo que puede encontrar el turista. El sol alumbra las crines de los caballos, subimos pequeñas trochas, recorremos por medio de un angosto río bajo los bejucos. El paisaje es bello. Hay ejemplares que les gusta ir juntos, Fortuna y Alcaraván, por ejemplo, parece que no se quisieran despegar. Son de la misma manada. Minutos atrás, el fundador del campo ecológico había explicado la importancia de mantener las distancias.  

“Cuando guardamos los caballos, los organizamos en grupos de 12 a 15, por potrero. Hay caballos de manadas diferentes y podrían, en algún momento, molestar al caballo del al lado, y querer pegar una patada”, dijo. Pero no ocurrió, en Gramalote todos somos jinetes puros.

Luego de casi una hora volvemos al punto de inicio, mojados de los pies a la cintura. La presidenta de Cotelco vuelve y toma la vocería. Explica que más operadores se pueden unir, pero ellos, como hoteleros, tienen la obligación de ser exigentes.

“Buscamos operadores con calidad, nosotros hacemos un análisis de que sea un producto que cumpla con las normas mínimas, y que el turista se vaya satisfecho”, como muchos se fueron aquella tarde, felices como llaneros.


Precios 

Cabalgatas: Manigua ($35.000, por persona),  rincón de los micos ($55.000) y La cascada ($70.000).

Rally llanero: $30.000, por persona.

Ser llanero por un día: $95.000, por persona (incluye almuerzo).

Para mayor información: 310 628 2528 / 317 403 2367.




Andrés Molano Téllez
Director Agenda Hoy






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