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La Resevera: paraíso de naturaleza y aventura


La Resevera: paraíso de naturaleza y aventura

Mayo 1 de 2018

Luego de la firma de los acuerdos de paz, los turistas descubrieron una de las maravillas a orillas del cañón del río Güejar, en San Juan de Arama (Meta).

Paisajes como este se aprecian a la llegada a la finca La Resevera, en San Juan de Arama.


La finca El Porvenir, en la vereda Bajo Curia del municipio de San Juan de Arama (Meta), ha iniciado un proceso de transformación: Pese a que su vocación siempre fue la ganadería, en los últimos años el turismo de naturaleza se ha apoderado del lugar y visitantes de diferentes rincones del país, incluso del extranjero, la conocen por sus atractivos, que van desde caminatas ecológicas hasta prácticas de rafting por el cañón del río Güejar.

Por su nombre —El Porvenir— pocos la conocen. Pero si en la zona se pregunta por La Resevera, en seguida atinan a señalar su ubicación. Es un apodo que se ganó en la época en la que se levantó la carretera que conduce de San Juan de Arama a Mesetas. Según sus pobladores, de allí sacaban el recebo, una mezcla de barro, que luego se compactaba para darle firmeza a la vía.

Casa de la finca.


Para llegar a la finca hay que girar a mano izquierda en un acopio lechero ubicado en el kilómetro 7 de la vía San Juan de Arama- Mesetas. Un aviso anuncia que son 4,5 kilómetros de recorrido adentro, desde ese punto, por un camino polvoriento que en época de lluvia solo se podría llegar en camioneta, moto o bicicleta. Incluso, es una ruta preferida para el ciclomontañismo, con un paisaje único, de ríos, montañas de paredes verticales y cimas casi planas, similares a los llamados tepuyes.

La Resevera está en la frontera del Parque Nacional Natural Sierra de la Macarena, 300 de las hectáreas de la finca hacen parte de la zona protegida y en las 30 restantes se dedican al turismo. La casa de la finca fue construida en ladrillo y tejas de zinc. El encerramiento es en madera y lo adornan plantas de diferentes colores que reposan en materas elaboradas con llantas reutilizadas. En las mañanas no falta la visita de un bello tucán pico azul que se pasea por la casa en busca de frutas o semillas.  Junto a la zona de parqueo adecuaron una área de camping y a pocos metros se ve el cañón del río Güejar. Justo en ese punto la playa es gris y los tonos del agua se tornan de un verde cristalino en épocas de verano.

Los tucanes se pasean frecuentemente por el lugar.


Hace unos años la finca tenía una vocación ciento por ciento ganadera, esto gracias al trabajo de Arnobio González, muy conocido en el pueblo de San Juan de Arama, pero desde que inició el proceso de paz, la ola de turistas aumentó y nuevos vientos han soplado hacia la Resevera. Con permiso de don Arnobio empezaron a llegar, primero, sus conocidos y amigos pidiendo permiso para cruzar su finca y bañarse en las cristalinas aguas, hasta que se llenaba en fines de semana feriados y en época decembrina.

Según Julián Leonardo González, nieto de don Arnobio y quien acaba de iniciar un proceso de reforestación en la finca, el cambio en la seguridad fue radical. “Aquí, en San Juan de Arama,  hubo gente violenta, pero la vuelta de hoja ya se dio. Esto es amor y paz”, asegura, mientras siembra uno de las plántulas de cedro que carga en una bolsa de tela. Lo hace para atraer a los pájaros carpinteros, que luego de hacer sus nidos los abandonan y, entonces, se convierten en hogar de  exóticos tucanes.

Don Arnobio, por su edad, vive arriba en la loma, todavía no concibe que su familia haya dejado de trabajar el ganado para darle paso al turismo. 

El baño en el río Güejar es infaltable.


“Él quiere que nos matemos con ganadería. Nosotros queremos es turismo, porque lo vemos a él, está viejo y acabado, entonces, eso fue por el trabajo con reses”, explica Julián, estudiante de guianza turística del SENA, la primera institución que les inyectó la visión del turismo. Cuando abrieron los cursos no solo se inscribieron jóvenes de San Juan de Arama sino que llegaron de Vista Hermosa, Mesetas y Lejanías.

Desde entonces, cada vez que sale un curso, se capacita y lo pone en práctica. También ha armado una serie de paquetes para los turistas que llegan a la finca. Ofrece noches de camping, almuerzos criollos, senderismo, pesca deportiva, cacería fotográfica, caminatas ecológicas, baño y rafting en el río Güejar y acaba de abrir una pista de rappel. 



Asegura que en los recorridos de avistamiento aparecen saínos, nutrias, lapas, gurres (armadillos), micos, diferentes especies de aves y hasta culebras. También narra historias de la tradición oral, anécdotas de los avistamientos de tigrillos y de las oscuras noches de menguante, en donde aparecen los cazadores ilegales de animales de monte, un problema con el que todavía luchan por extinguir.

Para atraer más aves, los dueños de la finca iniciaron la siembra dey más árboles.


Esa es La Resevera, un paraíso que se escondió durante años abajo del cañón del río Güejar a la espera del llamado turismo de posconflicto.


Andrés Molano Téllez
Director Agenda Hoy





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