Historia de vida
Agosto 26 de 2019
Detrás de la
exitosa presentadora se esconde una faceta de madre que ha batallado por la
salud de uno de sus hijos. Esta es su historia.
Pilar Schmitt es una de las periodistas y presentadoras de entretenimiento más reconocidas en Colombia. Foto: Caracol Televisión. |
Pilar lo mira y de
inmediato sus ojos rezuman un brillo especial, un híbrido de alegrías y nostalgias
por los dos años que acaban de pasar y en los que el benjamín de la familia
superó con valentía y constancia un cuadro de hipotonía que le fue
diagnosticado por una madre tan intuitiva y amorosa como Pilar. De aquel
iluminado encuentro en Villa de Leyva ya hablado esta mujer que en ningún
momento dejó apagar su rostro con el encendido de las cámaras y los
reflectores.
Y hablará hasta el
cansancio, porque está convencida de que su historia debe ser un ejemplo para
muchas madres que tienen el poder de evitar que sus hijos crezcan con alguna
enfermedad, curable a tiempo, si atienden rápido sus corazonadas y no se quedan
con los escuetos conceptos médicos que concluyen que «[…] el niño está perfecto y lindo. Creciendo
sano y fuerte». Gracias a la prodigiosa intromisión de Adriana Rueda, hoy
Martín es una ráfaga de alegría. Un valiente que aguantó dos años
ininterrumpidos ―ocho horas diarias― de terapias Vojta.
En su casa en el norte de Bogotá. La presentadora de muy devota a la Virgen María. Foto: César Muñoz. |
Dicho tratamiento
es un método de fisioterapia que activa el sistema nervioso central, y que
Pilar ―teniendo al pequeño, que ya buscó sus brazos― describe como una suerte
de acupuntura mediante la cual se hace presión en distintas partes del cuerpo,
como la tercera costilla. Martín lloró mucho en el proceso, pero se trataba de
elegir ese llanto temporal o un sufrimiento para toda la vida a causa de una irreversible parálisis
cerebral.
Entonces, Pilar
insiste en que el instinto materno tiene un poder sanador si hace oídos sordos
a las necedades. Tanto ella como Adriana fueron tildadas de locas y depresivas
posparto. Sí, unas locas obsesivas que encontraron el camino correcto para
buscar la sanación de sus hijos, un camino que las llevó a las manos de los
médicos Francisco Aldana y Olga Estrada. El primero, un neuropediatra que
implantó en Colombia el método creado hace un siglo por su homólogo checo
Václav Vojta. «Que los pediatras no se limiten a medir la talla y el peso del
bebé, sino que vayan un poco más allá», reclama Pilar.
Aquí, junto con sus hijos Sara Sofia y Martín. Foto: Archivo familiar. |
Hoy, liberada de
esas angustias que había guardado para sí, esta periodista y exreina del Meta
se expresa con el mismo desparpajo que proyecta en televisión, y se describe
cercana a la gente, conversadora y afable. Tal vez, de no ser por ese carácter
cálido, habría impedido que Adriana entrara para bien en su vida, pues es
natural que ninguna mamá acepte una sílaba sobre sus hijos. Pilar comprendió
que el encuentro en Villa de Leyva con su hoy buena amiga era la confirmación
de algo que ella presentía y que lloró en silencio.
Con ese dilema que
supo sortear, Pilar Schmitt volvió a hacer el curso de maternidad después de
más de diez años. Un nuevo comienzo, un nuevo aprendizaje que hoy se goza más
por cuenta de la madurez y la experiencia, confiesa quien, como el canto
llanero «fue amasada con pimienta, es alegre para la fiesta y es sencilla como
mujer».
Las razones de su éxito
Pilar nació en
Villavicencio. Es hija de madre barranquillera
y padre alemán, fue representante del departamento del Meta en el
Reinado Nacional de la Belleza y aunque es consciente de que el certamen
aceleró el proceso, siempre tuvo claro que quería dedicarse al periodismo de
entretenimiento. Recuerda que mientras a las demás candidatas les llovieron las
flores y los novios, a ella le llovió trabajo. Y no ha parado, desde la década
de los noventa cuando hizo sus primeras apariciones en los programas de Producciones
Jes y el matutino En vivo 9:30.
Su carrera exitosa se potenció en Noticias Caracol, donde está vinculada laboralmente. Foto: Caracol Televisión. |
En ese largo
recorrido aprendió a no quedarse solamente en la presentación, sino a producir
las notas, a investigar y, sobre todo, a tener un contacto piel a piel con la
gente. Pilar camina el barrio, entra a las casas, a las cocinas, destapa las
ollas y las pailas, prueba y aprende sazones y consejos. Dice que en su oficio
pone a trabajar todos los sentidos, y que su disciplina, preparación y
constancia le han permitido mantenerse vigente, más cuando los puestos en los
medios de comunicación son indirectamente proporcionales a la desbordada
cantidad de jóvenes que salen de las universidades con la esperanza de poner su
cara bonita al servicio de la información.
Ha disfrutado plenamente
su profesión, y vivido una que otra situación tensa en ese trasegar por
Colombia y el mundo, como el concierto Venezuela Aid Live y la barahúnda que se
armó la noche del 20 de diciembre de 2015 en el Planet Hollywood Resort de Las
Vegas, durante el efímero Miss Universo de Ariadna Gutiérrez. Pilar Schmitt
había ido como enviada especial de Caracol Televisión y, al igual que los demás
corresponsales, fue ubicada en una sala de prensa aparte del escenario.
Cuando Pilar
estaba lista para reportar en directo la buena nueva, se cayó la señal satélite
y se precipitó un ruido, tan ensordecedor, que la presentadora alcanzó a pensar
que estaba sucediendo una tragedia. Pilar, como Ariadna, no lograba entender cómo
Steve Harvey, el tristemente célebre presentador, anunció como ganadora ―y por
error― a la colombiana y tardó cuatro largos minutos para rectificar y decir
que quien realmente se llevaba la corona era la reina de Filipinas.
Fue un momento tan
triste como anecdótico que Pilar suma a su historia como reportera, historia
que ha construido estando en cientos de eventos que enlistan las noticias
amables que sacan a los televidentes de las tragedias y de los temas que a
diario despiertan su indignación. Se ha vuelto experta en temas de artistas y
de fiestas tradicionales como el Carnaval de Barranquilla, el Carnaval de
Negros y Blancos y, claro, el Torneo Internacional de Joropo, el que la
devuelve a su niñez y a otra fiesta llanera que lleva en el alma, la Feria de
Catama (ExpoMalocas).
Como en el alma
guarda el mítico amanecer llanero que describe como un mar infinito de
ilusiones, de sueños, de colores cálidos de palmeras y morichales, que se
ambienta con arpa, cuatro y maracas, y que se escribe con poemas cantados por Walter
Silva y el Cholo Valderrama. Pilar Schmitt se escapa al ombligo de Colombia, a
ese amanecer, cada vez que puede. Allí están sus padres y su esencia.
Pilar tiene muchos
amigos. Los tiene en los Llanos y en cualquier lugar que pisa, por su jovial
carácter que hace que «se ahorre diez años de amistad», pues la confianza es
plena cuando entra en contacto por primera vez con las personas. Martín ha
dejado caer el tetero, duerme profundo y tranquilo en los brazos de mamá. En
pocas horas será un nuevo y feliz amanecer llanero en Bogotá. Michelle Obama
también se complace.
César Muñoz Vargas
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