Se salvan murales del San José: artistas llegan a un acuerdo

Acuerdo pondría fin a polémica

Mayo 10 de 2019

Los siete artistas de Villavicencio, Bogotá y Medellín, que denunciaron irregularidades en la ejecución del contrato de los murales del sector de San José, en Villavicencio, y que habían puesto como fecha el día de hoy (10 de mayo) para borrar los trabajos si no tenían una respuesta, llegaron a un acuerdo parcial con el contratista y desistieron de su decisión.

El contratista Arnold Rodas Sastoque, conocido en la escena del grafiti como SAS, se comunicó con uno de los líderes de los artistas denunciantes y aseguró que no podía hacer el pago de $2’500.000, como habían pedido, pero que les cancelaría la suma de $1’500.000, a cada uno de los siete artistas, tan pronto saliera la liquidación del contrato, por $45’0000, del que ya recibió un adelanto de la mitad del monto. Ahora tendrá que justificar con soportes la ejecución correcta del contrato para que le sea desembolsado el cincuenta por ciento restante.

“Yo ya quiero salir de todo esto y dejar de perder más tiempo y energías. Considero oportuno recibir esa suma, a la final es mejor que nada. El único requisito que hice fue que se diera una fecha tope para realizar ese pago. Al parecer, SAS va entregar toda la suma a un solo artista para que esa persona la destine al resto”, dijo uno de los grafiteros.

Los artistas que reclaman sus honorarios son: Longa (Villavicencio), Ospen (Bogotá), Diana Ojeda (Bogotá), Vital (Medellín), DUS (Bogotá), PDS1 (Bogotá) y PROL3T - UMS (Bogotá).

La polémica en la ejecución del contrato se originó luego de que se ventilará el contrato 0123 de 2019 firmado entre Artnold Hernán Rodas Sastoque y la Secretaría de Gobierno, por $45’000.000, para la intervención de 400 metros de muros en el sector del San José, información que habría sido omitida por el contratista para evitar el pago a terceros.

Los artistas en mención denunciaron que el contratista se aprovechó de la buena voluntad de ellos, a quienes convenció para hacer el trabajo como obra social, sin remuneración, cuando en realidad se había firmado un millonario contrato. También denunciaron que, tal como quedó en evidencia en los estudios previos, los materiales fueron cotizados a un valor mucho más alto respecto a los que finalmente se habrían usado.

A los artistas tampoco se les pagó la seguridad social ni se les prestó las medidas de seguridad exigidas. Además, pese a que uno de los requisitos era la realización de los bocetos en conjunto con la comunidad mediante talleres de trabajo, esto tampoco se efectuó.