Chimó Psicodélico y su joropo nocturno
Enero 24
de 2017
Chimó
Psicodélico fusiona la música llanera con rock, jazz y blues para darle vida a
su joropo nocturno.
Chimó Psicodélico, durante una presentación en la Biblioteca Germán Arciniegas. |
Cuando se suben al escenario, una
descarga de rock, jazz y blues contagia de energía al público. De repente, los
ritmos de la música llanera su cuelan en el ambiente, es una mezcla de música
criolla y arreglos roqueros que ponen a mover las cabezas de jóvenes de arriba
abajo.
Es el sonido de joropo nocturno, un
género musical que nació en Arauca de la mano de Chimó Psicodélico, un grupo de
jóvenes que hoy rondan los 30 años y que ponen en escenario instrumentos
tradicionales del joropo, arpa, cuatro y maracas con batería, bajo, guitarras
acústica y eléctrica, para innovar con su propuesta.
Arriba del escenario visten de
sombrero llanero y el guitarrista brinca en cotizas. Todos son araucanos y
tienen oficios alternos, comerciantes, docentes y el vocalista, Daniel
Gutiérrez, por ejemplo, es apicultor y una ‘abeja’ para la música: sus letras
hablan del campesino de la sabana, le escribe a la protesta, pero aclara, “no a
la de izquierda, la izquierda me parece una estupidez, un sueño, yo amo la
expresión del campesino, de no meterse con nadie”.
De hecho, el primer sencillo,
titulado ‘Conmoción interior’, lo escribió luego de ver cómo la Policía le
quitaba una botella de leche a un campesino, por el hecho de ir descalzo. “La
guerrilla llega, le patea le culo al campesino, los paracos también, la
sociedad lo discrimina (…) Entonces, a eso le canto, porque yo soy campesino”.
Chimó Psicodélico nació en noches de
copas, en serenatas y en el Laboratorio de Pinky, un bar de la capital
araucana. Allí se gestó la idea fusionar el rock con el joropo. “Es que cuando
usted escucha a El Carrao de Palmarito, es como el Ozzy Osbourne de la música
llanera (…) uno escucha una kirpa de El Carrao y es como oír a un metalero o un
punketo expresando esa ira, esa fuerza y energía que tienen por dentro”, dice
Gutiérrez, quien tiene influencias musicales de Aldemaro Romero, músico
venezolano que fusionó el jazz con joropo y bossanova, y quien le dio el
protagonismo al cuatro dentro de una orquesta sinfónica.
Cuando la propuesta de la banda
empieza a sonar en la sabana, los folcloristas tradicionales rompen en llanto,
critican los sonidos y se preguntan por qué le están haciendo eso a la música
llanera. “Lo que en realidad hacemos, responde Gutiérrez, es compartir la
música, porque si llegan a cantar joropo aquí, en un espacio donde hay jóvenes
de otras culturas, quizá las primeras canciones pueden gustar, pero después no
entienden el léxico y empieza la monotonía rítmica. Lo que tratamos de hacer es
rock, pero con la esencia de nosotros los llaneros”, explica Gutiérrez.
En su primer álbum musical
‘Alcaraván’ incluyen 10 temas. Hay rock con letras llaneras, pasajes, valses,
armonías de jazz y blues y, por supuesto, joropo nocturno, con el que le cantan
a las leyendas, a los misterios, a la muerte y hasta a las abejas. De hecho,
‘Apitóxico’, uno de los sencillos musicales del álbum es una metáfora del amor
y el trabajo que hacen las abejas con la tierra.
Integrantes: Daniel Gutiérrez (voz),
Carlos Gutiérrez (bandola y cuatro), Camilo Guerrero (arpa, cuatro y voz),
Yensy Trujillo (bajo y bandola), Amín Castellanos (guitarra eléctrico),
Anderson Sánchez (batería) y Rafael Fontecha (guitarra acústica y
armónica).
Andrés Molano Téllez
Director Agenda Hoy
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