Los inicios del Colegio Nuestra Señora
de La Sabiduría
Marzo 23 de 2017
A lomo de mula,
bordeando precipicios y recorriendo caminos ganaderos, cuatro religiosas de La
Sabiduría llegaron desde Bogotá hasta el alto de Buenavista, en Villavicencio,
el 22 de mayo de 1905. Fueron tres noches de cabalgata, entre precipicios, de
pernoctas en posadas primitivas, alimentándose de plátano, yuca y carne seca.
Colegio Nuestra Señora de La Sabiduría, en el centro de Villavicencio. |
Las hermanas María
Clementina, Francisca, Elizabeth y Bernabé, pioneras de las misiones
evangelizadoras en Colombia, venían procedentes de Bélgica, Francia y Haití,
pero se embarcaron desde el puerto francés de San Nazario, en el trasatlántico
Normandía, con una misión: Educar y evangelizar a las niñas y jóvenes de los
Llanos Orientales de Colombia.
Durante el viaje
recorren Sabanilla, hoy Puerto Colombia (Atlántico), Honda (Tolima) y
Facatativá (Cundinamarca), antes de ensillar las bestias con las que llegaron a
Villavicencio. En Buenavista las esperaban las autoridades, vinieron discursos
en español, que no entendían. La muchedumbre, sorprendida por sus sombreros de
paja que adornaban sus vestimentas, las recibió con aplausos.
Al bajar al
pueblo, se recogen en una casa que semanas antes habían comprado para ellas.
Contaba con 12 habitaciones y dos largos corredores que luego serían adaptados
como aulas de clase. No había agua, luz ni energía. El lugar no tenía las
mejores condiciones, se dice que allí funcionó un cabaré y para limpiar los
vestigios de las noches de baile, mujeres y copas, fueron necesarios 15 días y
unas cuantas gotas de agua bendita.
Cueros de vaca
secados al sol formaban las camas y las esteras de paja servían de colchón. En
días de visita recibían frutas y legumbres, y en la fuente pública del pueblo
se abastecían de agua. Se les veía cargar las pesadas vasijas y algunos
samaritanos les tendían la mano. Unas gracias o buenos días eran las únicas
palabras en español que pronunciaban en acento francés.
El 12 de junio de
1905 deciden iniciar las clases. Las niñas que querían recibir las enseñanzas
cargaban sus propias sillas, quienes no, se veían obligadas a tomar clases en
el suelo. Apoyaban los cuadernos en sus rodillas o en cualquier rincón.
Durante tres meses
no recibieron retribución por su trabajo, y en 1910, según reseña publicada en
el libro de los 100 años de las Hijas de la Sabiduría en Colombia, el Gobierno
Nacional las provee de mesas, pizarras, afiches del antiguo y nuevo testamentos
para inculcar la doctrina cristiana, mapas, libros y juegos. Un año después
llegan más misioneras y las estudiantes siguen en ascenso.
En 1924, cuando
abren una escuela laica en la ciudad, las hermanas tiemblan. Sus alumnas
empiezan a desertar, pero como si las súplicas de sus oraciones tuvieran poder,
la escuela cierra. Las ovejas ‘descarriadas’ regresan. Con los ahorros fueron
mejorando las condiciones de la escuela, compran un lote en el barrio Barzal y
construyen allí un polideportivo para las clases de educación física. Con el
paso del tiempo, en 1940, nace el colegio privado, los padres ya asumían los
costos, como hoy lo siguen haciendo.
Pero esa lucha por
la que han tenido que pasar las hermanas quedó en el olvido. La sede en El Barzal, donde funcionaba la primaria, fue
cerrada, así como la principal.
hola soy una estudiante sasbiduria, y quiero informarles que las hijas sabiduria haremos lo posible para que esto no suceda
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