Avestruces llaneras en el ombligo de Colombia
Marzo 24 de 2017
Desde hace ocho
años, un pedacito de África se instaló en el ombligo de Colombia. Con catorce
avestruces se dio inicio a un proyecto investigativo para conocer la adaptación
de la especie en los Llanos Orientales. Durante ese tiempo, la granja ha sido testigo
del nacimiento de unos 500 ejemplares y desde hace tres años, el lugar
implementó su propio parque turístico, en el que se exhiben cerca de 150
avestruces. La cifra ha llegado a 350.
Los animales jóvenes son los más amigables. Aquí, una abrazo con uno de los guías. Foto: Agenda Hoy. |
El Parque Avestruz
está ubicado a 89 kilómetros de Villavicencio y a solo mil quinientos metros
del obelisco del Alto de Menegua, el centro geográfico de Colombia, en Puerto
López (Meta). Desde allí distribuyen avestruces a todos los zoológicos y
parques temáticos en Colombia.
Es un terreno de
130 hectáreas y a simple vista parece una finca, pero en su interior están los
corrales, los animales están separados por edades y características. Los
reproductores pueden llegar a pesar unos 220 kilogramos y medir tres metros de
altura. Su valor comercial oscila entre 20 y 30 millones de pesos. Los más
débiles, aquellos que necesitan ayuda para salir de su cascarón, cuestan entre
seis y siete millones de pesos. No son buenos reproductores. Los ‘machos alfa’
rompen su cascarón con el pico y garras.
En el Parque Avestruz también hay una tienda con productos derivados de las avestruces. Foto: Agenda Hoy. |
Luis Alejandro
Pacanchique es el gerente del parque, pero hoy funge de guía. Pese a ser
domingo hay una gran afluencia de público. Y es que al mes está recibiendo la
visita de 1.500 turistas, una cifra que pone al Parque Avestruz entre los
mejores productos turísticos del Meta.
A un lado de la
recepción habla con un grupo de visitantes. Tiene en su mano un enorme huevo de
avestruz. Equivale a 24 de gallina y su valor comercial es de sesenta mil
pesos.
“La etapa de
reproducción inicia a los dos años y medio, para el caso de las hembras, y tres
para los machos. Duran 45 años poniendo huevos, el tiempo de incubación es de
42 días, y el estimado de vida de un avestruz está entre 80 y 90 años. Son muy
longevos, es decir, tenemos negocio para rato”, explica y suelta una risotada,
mientras los turistas ven con asombro el huevo. Lo toman en la mano, creen que
es frágil, pero en realidad para sacar su contenido se necesita de un taladro
para perforar el agujero por donde sale la yema y la clara. La idea es conservar
el cascarón, que luego se convierte en artesanía.
Una avestruz puede durar hasta 45 años poniendo huevos. Foto: Agenda Hoy, |
Al ingreso del
parque, junto a la recepción, está la venta de artesanías. Ahí es la primera
zona de inducción. Los guías hablan de los huevos, la piel, el aceite y las
plumas. Todo se comercializa. “La piel, explica el guía, mientras sostiene un
pedazo curtido, se caracteriza por tener esos punticos, folículos plumosos,
donde iban las plumas. Pueden tocar para percibir la calidad, es suave, gruesa
y fina, maravillosa, se puede hacer calzado, confección o marroquinería”. La
piel es tan fina, que el aceite que de allí sacan es medicinal y cicatrizante.
Detrás del área
artesanal hay una piscina cubierta que poco usan. Esta colinda con el comedor
del restaurante. Es comida exótica: Pericadas, carne a la plancha y la
especialidad de la casa: hamburguesa. Todo de carne de avestruz. No es blanca
como la de la gallina y un solo kilo cuesta setenta mil pesos, a precio de
granja. Es roja y 98 por ciento libre de grasa. El sabor se asimila a la
tradicional ternera a la llanera. También ofrecen carne, hamburguesas y
chorizos de búfalos, algunos de estos corpulentos bovinos se pasean por el
lugar.
Los machos son de color negro mientras que las hembras son de tonalidades café. Foto: Agenda Hoy. |
Pacanchique es un
médico veterinario boyacense, nacido en Paipa, pero que cuando imaginó la idea
de negocio, antes de instalarse por recomendación de un amigo en el ombligo del
país, la visualizó en Casanare, y su oficio era el peritaje. En su paso por el
Instituto Financiero de ese departamento tuvo que realizar el avalúo de unas
incubadoras. Era un proyecto juvenil de avestruces, ganador de un premio del
Fondo Emprender. Se entusiasmó tanto, que resultó investigando el tema hasta
levantar la que quizá es la industria más grande de avestruces del país,
siempre con el apoyo de su esposa Martha Amaya, odontóloga de profesión, quien
cambió su oficio por el turismo.
Alejandro Pacanchique es el gerente del Parque Avestruz, en Puerto López (Meta). |
El recorrido por
el parque tarda entre 25 y 30 minutos. Pacanchique ya está listo para guiar el
grupo, pero primero rememora los inicios. La granja solo se especializaba en
zoocría. El turismo fue un accidente, recuerda. Por la cercanía al obelisco, la
vía cercana al lugar, que anteriormente quedaba 15 kilómetros hacia la sabana,
fue pavimentada y los turistas empezaron a llegar. “Los comerciantes de
artesanías enviaban a la gente, porque el obelisco no llenaba las expectativas
del turista. Ver esa cosa parada, realmente no generaba mayor entusiasmo,
entonces a ellos se les ocurrió que los avestruces eran una buena alternativa
para que la gente no se fuera medio frustrada en su paseo, y esa voz a voz
comenzó a funcionar”, confiesa.
Hoy ocurre algo
similar. El obelisco está en remodelación desde hace varios meses. La obra, de
casi mil millones de pesos, tiene demoras. El mirador Matapalo, como se conoce
el proyecto, aún no ve un horizonte. Los turistas, por el momento, siguen de
largo y se dejan sorprender con una “experiencia exóticamente avestrucera”,
como reza uno de los eslogan del parque.
Turistas tienen la posibilidad de alimentar a los animales. |
Con un par de
vasijas repletas de concentrado, Pacanchique inicia el recorrido. En la primera
zona están los ‘polluelos’, de tres y cuatro meses. Miden un metro con ochenta
centímetros y crecen uno por día, durante los primeros meses de vida. Luego
está el corral de los jóvenes. Allí los turistas son rodeados por casi 30
ejemplares hambrientos. Sus patas y picos prehistóricos intimidan. Para el guía
y director son como sus hijos. En otro corral están los más grandes. “Este es
Alejandro, señala con el dedo, mientras tres gigantescas aves picotean la
vasija. Es el primer avestruz nacido legalmente en Colombia”. Mide cerca de dos
metros con 80 centímetros, mientras que su hermano, Beckham, llega a los tres
metros. Todos los animales son bautizados por los empleados. Los más queridos
son Flavia, que permanece en calor todo el tiempo, y Amparo Grisales, que vive
erizada y es la vieja del grupo.
El aparato reproductor de un avestruz se torna de color rojo en época de apareamiento. |
Los animales en
etapa de reproducción están algo aislados. Sus pieles se tornan rojas, sus
genitales se pronuncian y el pene en erección puede alcanzar los cincuenta
centímetros. En ese estado el macho es territorial, celoso y tiende a atacar.
Su patada es diez veces más fuerte que la de un caballo y sus uñas son como
dagas. Perforan mandíbulas de león. Por eso, cuando el guía entra al corral,
está alerta, lo hace para recoger las plumas, que luego vende en la tienda.
Las avestruces inflan sus cuellos para emitir sonidos similares al de una fiera. |
Durante la
conversación, Pacanchique adelanta que se viene un proyecto. El área de zoocría
será trasladada. El nivel de humedad es tan alto en Puerto López que afecta la
reproducción. Por eso, la granja se mudará al Desierto de la Tatacoa (Huila).
Solo falta la licencia de traslado. Sin embargo, el proyecto Parque Avestruz se
expandirá y permanecerá en Puerto López. La amplia extensión de terreno
permitirá construir una piscina para niños de 3.000 metros cuadrados, con una
vista increíble, y se implementará, entre otras atracciones, los llamados
‘glamplings’, alojamientos de lujo al aire libre. Serán carpas gigantes con
pisos en madera y altillo al estilo africano. Ya se hicieron las primeras
importaciones desde China. Serán acondicionadas con lámparas y binoculares para
apreciar las 54 especies de aves que allí habitan junto a los avestruces, todo,
para desconectarse de una vida urbana y disfrutar de una experiencia
avestrucera.
Andrés Molano Téllez
Director Agenda Hoy
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