Una
aproximación al joropo
10 de mayo de 2017
La antropóloga Nancy Espinel y el investigador Nicolás Espinel
presentaron recientemente en la Feria Internacional del Libro de Bogotá el
ensayo ‘Aproximación al joropo’ (Entreletras), una investigación en la que
develan que la llegada del baile y música llanera a Villavicencio se da
inicialmente en las zonas de tolerancia.
Pintura de Orlando Vallejo Saavedra. |
La capital del Meta era una ciudad de corte andino, de
tiple, bandola, bambuco… Un lugar de paso para los vaqueros que venían llano
adentro arriando ganado, de prostíbulos en el centro de la ciudad, sitios a los
que llegaban caporal y vaqueros para descansar y a la vez divertirse entre
copas y mujeres. La investigación apunta a que los sectores de El Pedregal y La
Cruz fueron la génesis del joropo, allí se armaban los parrandos.
Más que una cronología de cómo llegó el joropo, también es
una visión desde los estudios culturales de la presencia de ese fenómeno en la
ciudad. Por eso, en ‘Aproximación al joropo’ hay una mirada crítica al rol del
Instituto de Cultura del Meta en la implementación del joropo en el
departamento, un análisis de las preferencias por ciertas academias, de
rencillas entre dichos centros educativos de folclor, de la corrupción y como
esta afecta la cultura, así como de la superficial celebración del Día de la
llaneridad.
“Son las críticas constructivas que se pueden hacer desde
la investigación, no desde el comentario callejero, sino desde la investigación,
desde la óptica de las personas entrevistadas, desde las ópticas de las mismas
corrientes que se usaron para este trabajo”, explica la antropóloga Nancy
Espinel.
Nancy y Nicolás Espinel, durante la presentación del libro 'Aproximación al joropo', en FILBo. |
En la segunda parte del libro, según explica Nicolás, se hace un recuento desde la década de los 60, cuando Villavicencio se convierte en capital. “Empieza a haber este tipo emergencia de instituciones al rededor del joropo, empieza a ser importante, nace el Torneo del Joropo, y aparecen profesionales y folcloristas interesados, y empiezan a meterles sus propios elementos más complejos al baile, otras influencias musicales, la tecnología, el bajo, y empieza a cambiar la estructura del joropo, ya la profesional viene con el joropódromo, las invitaciones a las academias para que hagan parte de la celebración, y tratan de meterle más carne al asunto, hacerlo más contemporáneo como lo conocemos”, aclara.
La idea de la investigación nace en el 2014, luego de un
foro sobre el joropo, al que asisten unos 35 estudiosos y folcloristas. Ahí “se
ve la necesidad de iniciar el proyecto, se hizo la investigación, la Fundación
Patrimonium Sum tuvo dos investigadores y entregamos los resultados a Corcumvi
y el año pasado se decidió que debía de publicarse y ese es el texto que
presentamos”, recuerda Espinel.
El libro es de circulación gratuita y se encuentra, según
los investigadores, en la Biblioteca Germán Arciniegas de Villavicencio.
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