Memoria
de una masacre en Mapiripán (Meta)
Agosto 3 de 2018
Jesús Abad Colorado, el periodista y fotógrafo que ha retratado
gran parte de la guerra que ha sufrido el país y quien llegó a Villavicencio
para exponer parte de su trabajo, sacó de su archivo una particular fotografía
que enseñó durante su conferencia ‘Retrato de un testigo de guerra’, realizada hoy
en el Teatro La Vorágine de Villavicencio. “Esta es la llanera que yo algún día
quisiera volver a ver”, sentenció, mientras su público, conmovido por sus historias
de desplazamiento, no dejaba de observarlo.
Estas fotografías fueron tomadas por Jesús Abad Colorado hace 20 años en Mapiripán (Meta). |
Cabizbaja, la mujer de la fotografía viste un sombrero de
paja que cubre una tercera parte de su rostro, no lo suficiente para borrar con
su sombra la nostalgia que dejó la guerra. La imagen contrasta con la de
aquella niña que alza entre sus brazos. A diferencia de su madre, la pequeña
sonríe en su mundo de inocencia porque carga una pequeña gallina criolla, como
si se aferrara a una vida.
La escena fue congelada en mayo de 1998, horas después
de la masacre ocurrida en el caserío de Puerto Alvira, en Mapiripán (Meta).
Según relatos de la prensa, unos 200 hombres armados acribillaron a decenas de
habitantes inocentes cuyos nombres hacían parte de la lista de la muerte de los
paramilitares.
Los sobrevivientes tenían ocho días para huir
desplazados, y la mujer llanera del sombrero y su hija estaban a la espera de
embarcarse en un avión DC3 identificado con insignias de la Cruz Roja
Colombiana.
El periodista cambia la escena. Una nueva fotografía,
esta vez a blanco y negro, es proyectada en el telón blanco de fondo. Aparece
de nuevo la niña, ahora en ausencia de su madre abraza con mayor intensidad a
su pequeña mascota y la besa en el momento en el que Abad dispara con su
cámara. La piel de los asistentes parece erizarse como la de aquella gallina.
“No se puede llevar sino un pequeño maletín con ropa, y
la niña se acerca y le dice a un hombre, usted me deja llevar la pollita, por
qué, le pregunta, es que es un regalo, y el tipo con los ojos entre llorosos le
dice, llévatela. A veces la gente no cree en uno. Me tocó montar este par de imágenes
para decir, ahí está Puerto Alvira”, advierte mientras señala con su apuntador
laser hacia la imagen.
Y, efectivamente, muestra una nueva fotografía. Madre,
hija y gallina ya están en el avión junto a más de 30 hombres, mujeres y niños
desplazados, uno de ellos también trajo consigo un pequeño loro que carga en su
hombro.
Pero el autor de la foto fija su mirada en aquella
mujer para luego concluir: “Esta es esa llanera que yo algún día quisiera
volver a ver. Solo quisiera volver a Puerto Alvira para buscarla a ella y preguntarle
por su vida. Poder encontrar a esa niña que 20 años después llevaba una gallina
en su mano, y eso es lo que uno debería hacer en este país en temas de memoria,
para decir, para no olvidar”.
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