Se fortalecen las raíces del joropo
Diciembre 5 de 2019
Por: Luis Horacio Vasco Suárez, director del Instituto Departamental de Cultura del Meta.
(…) “El joropo es la cadencia / que brotara del ensueño / en el cálido celaje / de amoroso sentimiento / con ternura de tonada / y altivez de golpe recio. // Tiene el joropo la estampa / del duro varón llanero / y en un joropo nació / para adueñarse del pueblo.” (…): (Fragmento del poema ‘Joropo’, del maestro Miguel Ángel Martín).
Nada más apropiado que las palabras del maestro de maestros Miguel Ángel Martín, creador del Torneo Internacional del Joropo, para expresar hoy la admiración y el profundo respeto que profesamos por la esencia de nuestra tradición: el joropo.
Después de 50 años de historia de nuestro Torneo,
logramos, mediante ordenanza, que variara su nombre a Torneo Internacional del
Joropo Miguel Ángel Martín, en homenaje póstumo y permanente a su creador.
De igual forma, y también mediante ordenanza, se le otorgó himno propio al certamen y logramos rescatar su icónico y tradicional escudo. Así mismo, acabamos de lograr el registro de marca internacional del Torneo, concedido por la Superintendencia de Industria y Comercio. Todo lo anterior, mediante gestión administrativa de gobierno, que ha sido vital para el objeto de posicionarlo como marca del más alto nivel universal.
De igual forma, y también mediante ordenanza, se le otorgó himno propio al certamen y logramos rescatar su icónico y tradicional escudo. Así mismo, acabamos de lograr el registro de marca internacional del Torneo, concedido por la Superintendencia de Industria y Comercio. Todo lo anterior, mediante gestión administrativa de gobierno, que ha sido vital para el objeto de posicionarlo como marca del más alto nivel universal.
En este cuatrienio, por primera vez, nuestro Torneo hizo
presencia en los mejores escenarios culturales del país: en Bogotá, en el
Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo y en el Movistar Arena; y fuimos
invitados este año al Festival Internacional de Música de Cartagena, uno de los
más importantes eventos de música en Latinoamérica; a su vez, la Fundación
Cultural Ana Cecilia Almanza y la Gobernación del Magdalena entregaron un
reconocimiento al folklor llanero en el marco del XXVIII Concierto de Amor a la
Música Colombiana.
Así mismo, llevamos los cantos de trabajo de llano y
muestras representativas de danza y música llaneras a escenarios como el
auditorio José Asunción Silva, de Corferias, Bogotá —en el marco de la FILBo— y
al Festival de Cine de Pasto, entre otros importantes espacios y eventos.
Y es precisamente con los cantos de trabajo de llano, una
de las manifestaciones tradicionales más importantes de la cotidianidad del
campesino llanero, que la región logró que estos fueran declarados por la
UNESCO ‘Patrimonio Inmaterial de la Humanidad’, hecho que nos llena de orgullo
y nos garantiza la preservación de una de las expresiones ancestrales más
importantes, y raíz fundamental de lo que hoy en día es nuestra música llanera.
Gracias a estos logros, hemos trascendido fronteras,
cautivado corazones y escalonado hasta llegar a los niveles más altos y de
importancia en los ámbitos de la música nacional e internacional. En
concordancia con ello, el Torneo Internacional del Joropo Miguel Ángel Martín
se ha consolidado como uno de los eventos culturales y musicales más
importantes de Latinoamérica y del mundo.
Recibimos un Torneo con un promedio de 110 concursantes
por versión, y logramos terminar con una participación promedio de más de 260
propuestas —entre colombianas y venezolanas—, indicador que demuestra el
interés de toda la comunidad folclórica binacional por participar en tan
importante evento.
Pero a la par de consolidar el Torneo —tanto en lo
administrativo como en lo cultural y artístico—, y respondiendo a la convicción
y el compromiso propuesto por este gobierno de rescatar nuestras raíces, en el
presente cuatrienio fortalecimos los procesos de formación y difusión,
esparciendo sus semillas en todo el departamento a través del apoyo a las
escuelas municipales de música con instructores especializados en música
llanera y con dotaciones instrumentales de calidad. Así mismo, se logró
expandir el programa de formación en danza tradicional llanera a la mayoría de
municipios del departamento —incluido Mapiripán, con gran población
perteneciente a comunidades indígenas—, así como El Calvario, municipio de la
cordillera.
Hoy podemos decir que no existe un rincón del departamento
donde no se esté bailando joropo, lo que ha desencadenado en una mayor
participación de bailadores en nuestro Joropódromo (que pasó de 2.000 a más de
5.000 participantes por año) y en los concursos municipales y departamentales
de baile. Así mismo, estos procesos de formación se han visto reflejados en los
exitosos resultados y excelente nivel musical de los niños, niñas y
adolescentes beneficiarios, mostrados en nuestro concurso Pa’lante talento
llanero, evento insignia del Meta y la escuela de proyección musical más
importante para los artistas llaneros de las nueva generaciones del joropo;
certamen que se venía realizando con participantes de varios departamentos de
la Orinoquia, inclusive de Venezuela, y que se logró convertir —por decisión de
este gobierno— en concurso netamente departamental, tal como lo establece la
ordenanza de creación, con el propósito de darles oportunidad, de manera
prioritaria, a los noveles talentos de nuestro departamento.
Independiente de reconocer la diversidad cultural del
Meta como un territorio colonizado por poblaciones provenientes de los
diferentes puntos cardinales de Colombia, es necesario fortalecer desde el
ejercicio público, la identidad llanera como elemento diferenciador de las
demás culturas del país.
Por ello, tenemos la certeza —y la plasmamos con acciones
desde la administración— de que para consolidar el presente y el futuro de
nuestro Torneo Internacional del Joropo Miguel Ángel Martín, se debe priorizar
la enseñanza y transmitir el amor por el joropo como raíz y elemento
fundamental de nuestra identidad llanera, para que el talento aflore, tome
vuelo y se esparza por el territorio de la llanura infinita.
Porque nos acompaña la plena convicción de que un niño
que aprende a bailar joropo, también aprende a escuchar su música, aprende a
interpretarla, quiere cantarla y quiere componerla. Y, a través de ese niño, se
logra integrar a las familias alrededor de un sentimiento y una identidad, que
les lleva a querer y a amar sus raíces, y, por ende, su máxima expresión: el
joropo. Ese sueño que, desde el Meta, estamos sembrando para el mundo.
Luis
Horacio Vasco Suárez
Director de Instituto
Departamental de Cultura del Meta
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