Esto
fue lo que les dijo el Papa a las víctimas en Villavicencio
Desde el primer día deseaba que llegara este momento de
nuestro encuentro, es, llenar sus corazones huellas de la historia marcada ir, llena de gestos heroicos, de gran
humanidad y de alto valor espiritual, de fe y esperanza los hemos escuchado,
miro aquí con respecto y con una conciencia clara, como Moisés pisando un terreno
sagrado, una tierra regada con la sangre de miles de víctimas inocentes y el
dolor desgarrador de sus familiares, heridas que cuesta cicatrizar y que nos
duele a todos, porque cada violencia cometida contra un ser humano, es un herida
en la carne de la humanidad, cada muerte violenta nos disminuye como persona,
estoy aquí, no tanto para hablar yo, sino para estar cerca de ustedes ,
mirarlos a los ojos, escucharlos, abrir mi corazón a vuestro testimonio de vida
y fe, y si me lo permiten me gustaría abrazarlos y si Dios me da la gracia
porque es una gracia, desearía llorar con ustedes, quisiera que nos perdonemos,
yo también tengo que pedir perdón y que así todos juntos podamos mirar y caminar
hacia adelante con fe y esperanza, nos reunimos a los pies del crucificado de Bojayá,
que en el 2002 presenció la masacre de decenas de persona refugiadas en su
iglesia, esa imagen tiene un fuerte valor sentimental y espiritual, contemplamos
lo que ocurrió, tanto dolor, tanta sangre derramada, ver a Cristo así, mutilado
y digo, nos interpela, ya no tiene brazos y su cuerpo ya no está, pero conserva
su rostro y con él nos mira y nos ama, Cristo roto y amputado para nosotros es más
Cristo, porque nos muestra que él vino para sufrir con su pueblo y para su
pueblo, y para enseñarnos también que el odio no tiene la última palabra, que
el amor es más fuerte que la muerte y la violencia. Nos enseña a transformar el
dolor en fuente de vida y resurrección, para que junto a él y con él aprendamos
la fuerza del perdón, la grandeza del amor, gracias a ustedes cuatro, hermanos
nuestros que quisieron compartir sus testimonios en nombre de tantos otros,
cuanto bien nos hace escuchar sus historias, estoy conmovido, son historias de sufrimiento
y amargura, pero también son historias de amor y perdón que nos llenan de vida
y esperanza, de no dejar que el odio, venganza o dolor se apoderen de nuestro corazón.
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