Vestigios
de una arquitectura vernácula
Abril 6 de 2018
La arquitectura histórica de
Villavicencio estuvo influenciada por las poblaciones del oriente de
Cundinamarca y guarda detalles republicanos, sin embargo, ha ido desapareciendo
con el tiempo.
Muchas de las construcciones hechas con varas,
vigas, bejucos, adheridas con barro, pasto, boñiga y tierra mezclada con hierba
quedaron hechas cenizas luego de un incendio ocurrido en Villavicencio el 28 de
enero de 1890, fecha que marcó el comienzo en la arquitectura del municipio.
Para la época, la ciudad abarcaba lo que hoy
se conoce como centro histórico, que comprende
el sector limitado por el Caño Parrado, Caño Gramalote, Cristo Rey y la
Avenida Alfonso López.
Allí se empezaron a construir viviendas con
materiales menos vulnerables a la acción de las llamas. Aunque la cantidad de
viviendas hasta ese momento no completaban las seis cuadras alrededor del
parque Central.
“El tipo de arquitectura de esta época es
considerada como vernácula o popular, e influenciada por poblaciones del
oriente de Cundinamarca, como Cáqueza, Chipaque y Quetame, debido a la
migración desde esos lugares a Villavicencio. En ese momento, las viviendas se
construyeron con bahareque, adobe, madera, nocuito, palma y bijao”, afirma el
arquitecto Ángel José Núñez.
En las dos primeras
décadas del siglo XX, aún eran evidentes los grandes potreros y cañaverales,
y las casas tenían una sola planta, con
muros de bahareque, bloques de adobe, astillas
de madera, techos de paja y, algunas, con tejas de zinc alemán. Las ventanas,
de madera, se fabricaban con detalles republicanos, el piso era de tierra
pisada y las fachadas y los muros, repellados. Incluso, algunas viviendas
construidas alrededor del Parque de los Periodistas, conocido popularmente como
parque infantil, aún mantienen ciertas características.
La inauguración de la vía
Bogotá – Villavicencio (1937) trajo consigo muchos beneficios, entre ellos,
mejoras en la arquitectura, debido a la facilidad de trasporte de los
materiales de construcción —ladrillo, cemento y hierro—. Aunque cabe destacar
que para ese momento también se fabricaban ladrillos de manera artesanal en
terrenos donde hoy funciona el Colegio La Salle.
Luego de ello, se pasó a
utilizar vidrio, angeo y cortinas, en remplazo de los visillos, y marcos metálicos
para reemplazar la madera de las ventanas. Para cambiar los pisos de tierra,
aparece el cemento y la producción de baldosín en la ciudad.
En la década de 1970, con
el auge de la marihuana, y en la de 1980, con el de la coca en Colombia,
aumentó la circulación de dinero y las constructoras empezaron a mejorar los
materiales de construcción. Se implementó el bloque, el ladrillo, el cemento y
el zinc fue reemplazado por la teja de fibrocemento (Eternit). Los pisos se empezaron
a construir en retal de mármol, baldosín
granificado y tabletas de barro cocido.
A partir de 1980 empiezan
a aparecer nuevos materiales para los baños, los azulejos se convirtieron en la
mejor opción y la cerámica pasó a ser indispensable, por la gama de colores y
estilos que ofrecía en su momento.
Actualmente, estas
construcciones han desaparecido paulatinamente, para convertirse en nuevas
edificaciones modernas y de mayor capacidad, con materiales novedosos, como el
superboard y el vidrio, con estilos más comerciales, que convierten el centro
histórico de Villavicencio en recuerdos de sus primeras viviendas.
“En la ciudad tenemos una subvaloración del
patrimonio vernáculo, por ejemplo, en el sector de El Pedregal se demolieron
algunas casas indebidamente, y debido a esto surge el museo patrimonial como
plan de manejo (murales y figuras en metal). Además, solo tenemos arquitectura
importada, que no se ha contextualizado a nuestro clima y cultura, hasta el punto de
convertirnos en una ciudad con una pobreza arquitectónica”, concluye Núñez.
Carolina Clavijo
Agenda Hoy
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ResponderEliminarDecir: "En la década de 1970, con el auge de la marihuana, y en la de 1980, con el de la coca en Colombia, aumentó la circulación de dinero y las constructoras empezaron a mejorar los materiales de construcción." Me parece algo apresurado, pues la venta de drogas no implica la mejora de los materiales de construcción. Claro! a menos que las constructoras vendieran marihuana y coca, lo cual es todavía incierto y afirmarlo sería peor. Por lo tanto, pensaría que esa causa-consecuencia sobra, o ponemos fuentes que lo demuestren o quitemoslo. Mayor Rigurosidad histórica, de resto está interesante.
ResponderEliminarGracias por sus apreciaciones.
EliminarVillavicencio seguirá siendo el hogar de todos los colombianos, apertura y riqueza multicultural.
ResponderEliminarno me sirbio gracias
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