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José Abel Carrillo: mucho más que una cotiza de oro


Una charla con ‘La cotiza de oro’

Febrero 24 del 2020

Bailador, maestro de joropo, cuadrillero, narrador de coleo y ahora cantante. José Abel Carrillo nos cuenta un poco de su carrera en el folclor.

José Abel Carrillo, cuadrillero y folclorista. Foto: Óscar Fabián Bernal.


José Abel Carrillo es uno de los bailadores de joropo más reconocidos de los Llanos Orientales, ha ganado 17 festivales internacionales y se consagró en 1999 como el rey del baile del joropo y del zapateo de Colombia y Venezuela. Lo conocen como ‘La cotiza de oro’, pero por encima de ese rótulo bien ganado, Carrillo es un orgulloso maestro de danza criolla y uno de los más antiguos integrantes de las Cuadrillas de San Martín, sin olvidar que ha sido narrador de coleo y hasta fabricante de maracas.

Tiene 62 años y sigue luchando por el folclor llanero. Desde 1968 enseña danza y en el 2018 les compartió sus conocimientos a 1.500 niños y los puso a bailar en las calles de su pueblo natal. Se pensionó como instructor de danza luego de haber trabajado durante 38 años para el Instituto de Cultura del Meta.

José Abel Carrillo pertenece al grupo de los guahibos en las Cuadrillas de San Martín. Foto: Óscar Fabián Bernal.


Cuando se le pregunta por el significado que tiene para él la docencia, sus ojos se encharcan: “Es lo más bonito que mi Dios me mandó”, y en seguida agrega: “Me gustaría que el Gobierno Nacional nos nombrara como profesores de una cátedra, como si fuera la de español, enseñar lo nuestro a los niños, o lo que es de ellos, ese folclor del llano, que es de todos, hay que inculcarlo”.

Este padrote, nacido en San Martín de los Llanos, ha sido galardonado hasta por el Congreso de la República, y según él, si de condecoraciones se tratara, tendría más sueldo que el presidente de Colombia.

Es integrante de las Cuadrillas de San Martín —Patrimonio Cultural de La Nación—, una serie de juegos ecuestres realizados por cuatro cuadrillas de 12 jinetes, cada una, las cuales representan los enfrentamientos entre galanes (españoles), moros (árabes), guahibos (indígenas) y cachaceros (negros). Él es uno de los más antiguos integrantes de los indígenas, una herencia de su abuelo y padre.

La cotiza de oro vuelve a sorprender; lanzó recientemente su primer álbum musical ‘Sangre mía’, en el que incluye ocho temas, seis de los cuales son de su autoría. Le canta a su tierra natal, a las tradiciones llaneras, a los jóvenes y a las mujeres.

Agenda Hoy habló con La cotiza de oro sobre su nueva producción, así como de sus inicios y su arraigo en las Cuadrillas de San Martín.

José Abel Carrillo lanzó recientemente su primer trabajo musical titulado 'Sangre mía'.


¿Cómo inicia en el juego de las cuadrillas?

Empecé a los 12 años. Yo salía de la misa del domingo, porque los estudiantes tenían la obligación de ir a la iglesia, asistíamos de pantalón negro y camisa blanca. En esa época se jugaba en la plazuela donde hoy queda la concha acústica. Faltaba un indio, y mi papá acababa de comprar un caballo y lo tenía en la esquina, amarrado, entonces un amigo le dijo a mi papá: don Abelito, será que ‘Joso’ puede montar el caballo, para traerle un gorro y un collarcito, porque un cuadrillero está borracho. Y de ahí salí la primera vez. Al año siguiente falló otro, y lo mismo, y decían, salió bueno el muchacho. Luego entré a la cuadrilla. Ahí me quedé, ahora soy el segundo por antigüedad, aunque tengo más antigüedad que el que va adelante, que es Darío Rey. Él dice que es más antiguo, pero la verdad es que dejó de jugar como 10 años, algo así.

 ¿Qué siente cuando se viste de cuadrillero?

Yo sigo siendo el mismo, simplemente en ese momento que estoy actuando, yo soy el importante para la cultura y para mi pueblo, los estoy representando. Yo me siento importante porque represento la identidad de nuestros antepasados.

 ¿Hasta cuándo piensa jugar?

La verdad, es que uno piensa retirarse por problemas, por vainas que no le gustan a uno. Cómo no quisiera que las cuadrillas llegaran lejos, pero estamos perdiendo muchas cosas como cuadrilleros. Ojalá el Instituto de Cultura o el gobierno dijeran, bueno, las cuadrillas van a hacer esto, vamos a ir a Barranquilla, Cartagena, Pasto, Medellín o Cali para mostrar lo del Meta, y que bonito hacer eso por allá, pero se cansa uno de limosnear. Dicen que sí, pero no, nunca se ve, que hay que pasar proyectos, contestan. Los proyectos se pasan, y no, tampoco, entonces para qué se quema uno.



 ¿La tristeza le hace pensar en colgar el traje?

No, pero es lamentable. Francamente, se está muriendo el folclor por la politiquería que hay tan grande. Nos utilizan cuando hacen campaña, somos la verraquera, somos lo máximo, y cuando salen electos, invitan a otros fulanos, que ya son los grandes, a don Reynaldo a don Luis Silva… ¿Ellos les ayudaron en la campaña? Ahí es donde dicen tantas vainas, hipocresía, pero debemos ser más regionalistas, como son los costeños, porque los costeños en su música son muy echados pa’lante.

 ¿Quién continuará con su legado?

Yo tengo dos nietos, vamos a ver si ellos echan pa’lante, porque sea como sea, tienen que saber montar a caballo. Juan José ya monta y me acompaña por ahí.

¿En septiembre lanzó su primer disco, por qué tardó tanto en grabar?

Porque estaba pegado al Instituto de Cultura del Meta, no podía hacer lo que quería, cuando mandaban el conjunto, yo hacía de maraquero, cantador, bailador, con el patico Sanabria, Jaime Castro, Miguelito Molina, Simón Silva, Hernando Herrera...

¿Quién lo impulsó a lanzarlo?

La bendición de todos mis compañeros fue la que me llevó a grabar el disco. Aunque ya se me ha ido un poco la voz, yo tenía un timbre ni el tremendo. Entonces dije, me estoy sintiendo mal de la garganta, grabemos antes de que se me vaya la voz. Yo cantaba todo un día y se escuchaba de aquí a Cafarnaúm, pero no ve que el baile me ha jodido.



¿Por qué?

Por todo ese polvero que tragábamos cuando hacía la joropera en Acacías. Antes de ese espectáculo hice uno en Villavicencio que se llamó ‘Mil jóvenes estudiantes le bailan al llano’. La coreografía se llamaba La culebra, y me decían que cuál culebra, que eso era una anaconda, una vaina espectacular, era con mil niños bailando, y en Acacías empezamos con 1.110 parejas de baile, pero eso me empezó a dañar la garganta, tragando ese polvero en esas canchas de basquetbol, de ahí se me empezó a rayar la garganta.

 ¿Las composiciones también son recientes?

La inspiración me llega de noche, me desvelo y me pongo a escribir. Yo tenía las letras y se las estaba dando a las personas, las grababan, pero no les daban el gusto que yo quería. Manuel Orozco grabó ‘Morenita piel canela’ (tema incluido en el álbum), pero a su estilo, incluso le cambió algo de la letra, yo la grabé como la compuse.

 Usted es bailador, maestro, cuadrillero, narrador de coleo y cantante. ¿Cómo le gustaría ser recordado?

A mí me gustaría que me recordaran como una persona luchadora por el folclor, por nuestra cultura, por nuestras raíces, no como el verraco en el baile, porque todos tenemos unos valores para mostrar.


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