Tarjeta amarilla para la Alcaldía de Villavicencio y Corcumvi (opinión)
Abril 7 de 2021
Para celebrar el aniversario 181 de Villavicencio nos
ofrecieron un concierto con la Orquesta Filarmónica de Bogotá, pero lo que
vimos en escena no llegó a banda filarmónica ni mucho menos a orquesta. Si comparamos
lo ocurrido con algo más popular, sería como haber asistido a un partido de la Selección
Colombia de fútbol para resultar viendo un amistoso de la Sub 20 y
con las graderías vacías.
Con concierto en el parque Los Fundadores, la Alcaldía de Villavicencio celebró el aniversario 181 de la ciudad. |
No me extenderé demasiado para hablar sobre la
presentación del maestro Orlando Cholo Valderrama (otro de los invitados), un
ídolo de la música llanera, a quien su público le perdona todo, como se les ha perdonado
a las grandes figuras del fútbol en sus partidos de despedida, donde no
importan las jugadas mágicas, el jogo bonito que hacían en sus épocas de
gloria, sino el cariño ganado y el espectáculo del momento. Y Bordón Libre,
impecable en su técnica, pese al carácter fuerte de su guitarrista estrella y a
las tarjetas rojas que este se gana fuera del campo.
No hay que tener un oído musical tan agudo para darse
cuenta de los errores que la Orquesta Filarmónica de Bogotá no cometería, pues
fue evidente que no estuvo allí. La que se instaló en el escenario fue medio
equipo de la Banda Filarmónica Juvenil, que en teoría está integrada por 40
jóvenes. Digo en teoría, porque llegaron casi 20, solo vientos y percusión que por
momentos parecían de la suplencia. No hubo ni violonchelo ni contrabajo como
para alcanzar a filarmónica. Tal vez fue una big band la que entró al
terreno sin calentar.
Además de algunas fallas en los arreglos musicales, los tonos
y las armonías, que incluso fueron identificados por cierta parte de la
audiencia (aunque hay quienes dicen que fue un tema de sonido y no musical), otro asunto que desafinó fue la falta de precisión en la información
entregada, pases equivocados que desarticulan un equipo. En comunicados
oficiales, en la voz del Alcalde, de Corcumvi y en redes sociales se habló
desde el principio de la presentación de la Orquesta Filarmónica de Bogotá,
incluso los presentadores, al inicio de la transmisión del concierto, así lo
aseguraron; luego rectificaron con ciertas incongruencias en el nombre y hasta
recordaron que en 2008, tanto el Cholo como la Filarmónica se llevaron un
Grammy Latino, pero anoche en tarima no estábamos cerca de ese virtuosismo de
aquel entonces. Fue un gol que nos anotaron en fuera de lugar.
Si queremos construir un público que se enamore de estos
formatos musicales, hay que apelar a la verdad, no podemos confundir desde el
pitazo inicial. De seguro, muchos de quienes se conectaron anoche siguen
creyendo que lo que escucharon fue una orquesta filarmónica. ¿Dónde está el
equipo de prensa de la Alcaldía? Su misión también es educar a la ciudadanía y
a la audiencia a través de la comunicación, asesorar al Alcalde, ayudar a estructurar
un guión para los presentadores y no improvisar en medio del partido con
regates que nunca van a salir.
Para todo hay una excusa, un driblin; seguro dirán que la
big band que hoy escuchamos forma parte del proceso de la Orquesta Filarmónica
de Bogotá, que tal como lo dijo el crítico musical Emilio Sanmiguel, la
Orquesta dio un paso definitivo en la consolidación del «proyecto
musical más ambicioso del país» y que dejó de ser una orquesta «para
convertirse en un sistema de orquestas». Tiene razón, es la realidad, por eso
hay que contarla. Era necesario explicar que dentro de ese sistema hay otros
proyectos musicales, como un quinteto de saxofones, un coro filarmónico
juvenil, una filarmónica de música colombiana, una orquesta filarmónica
prejuvenil, una orquesta filarmónica juvenil de cámara, un coro filarmónico infantil,
una banda y una orquesta filarmónica juvenil, y a partir de ahí, precisar cuál
de ellas era la invitada a festejarle el cumpleaños 181 a Villavicencio. Nosotros
como medio de comunicación caímos, nos confiamos de sus comunicados y resultamos
siendo también un parlante desafinado.
Lo de anoche no fue un gran partido, pero tampoco fueron
90 minutos perdidos; por fortuna no estamos hablando de fútbol, sino de un
proceso. Según ha dicho Corcumvi, se avanza en un convenio con la Orquesta Filarmónica
de Bogotá para consolidar y mejorar la estructura de la escuela musical de la
corporación. Excelente. Pero luego de lo de anoche quedan muchas preguntas: ¿Se
les olvida que en Villavicencio hay músicos que vienen de procesos formativos
de Batuta Meta? ¿Se les olvida que uno de esos músicos trabajó en el desarrollo
de un programa de la Filarmónica de Bogotá basado en la experiencia del Meta? ¿Se
dieron cuenta de que en Villavicencio hay ensambles pequeños de mejor calidad
que lo escuchado anoche? Espero que sí, y que comuniquen lo que viene o se ha
ejecutado con ese convenio, pero con precisión, con definición, sin pasar la
pelota de un lado a otro, sin faltas ni amagues. No queremos que quien decida
sea el VAR, no queremos que este detenga el juego por un evidente fuera de
lugar, o para ser más precisos, por una evidente improvisación, desconocimiento o fallas en la comunicación.
Pd. Hoy es el turno para nuestras bandas locales, tocarán
por el aniversario de la ciudad. Se percibe un sentido de gratitud por el apoyo
que desde la Alcaldía les han brindado, pero también un temor por posible
inequidad en el trato durante sus presentaciones, en el despliegue de la
información y en el cubrimiento informativo. Recordemos que no basta con
incluirlas como un número más en el marcador de metas como se ha hecho en
administraciones pasadas y en el ámbito departamental, hay que alinear siempre el
discurso con la realidad, a pesar de las adversidades que haya traído la pandemia.
Excelente analogía, cruda realidad.
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