Jaime Fernández Molano, toda una vida entre letras

Tac, tacatac…

Mayo 12 de 2021

Jaime Fernández Molano, escritor y director de Entreletras. Foto: Nicolás Molina.

Lo bañó, lo vistió y lo alzó en brazos para leerle como de costumbre los titulares del diario de la mañana. Más tarde, en la oficina, apurado en sus asuntos, José encaramó a Jimmyto sobre una silla para entretenerlo con una enorme máquina de escribir. El tac, tacatac de aquel aparato hipnotizó para siempre al pequeño.

—Estas son las letras, escríbale una carta a su mamá —señaló su padre.

Pasaron los días, las semanas, los años, tac, tacatac, las letras, las publicaciones, tac, tacatac, cerca de 250 libros editados, pero aquella carta, tac, sigue inconclusa…

En la foto de la izquierda, en primer plano, Jimmyto (Jaime Fernández Molano); atrás, de izq. a der. su hermano Miguel Arturo, su primo Enrique leal y su hermana María Claudia en 1969. La imagen de la derecha es un retrato de José Fernández, padre de Jaime, realizado por Melco en 1978.

Jimmyto ya no está, Jimmyto creció. Hoy cumple 61 años, hoy Jaime Fernández Molano lleva a cuestas toda una vida entre letras. No es un cuento. Jaime aprendió a leer y a escribir a los cuatro años. Ha publicado cinco libros de su autoría y otros tres han sido trabajos colectivos, entre poesía, narrativa y periodismo literario, además de editar cerca de 250 obras con Entreletras, la corporación cultural que fundó hace cuatro décadas y con la que ahora da un paso hacia el mundo digital.

Fue su hermano Melco, asesinado en La Macarena (Meta), quien lo llevó hacia el mundo de la cultura, primero en las artes escénicas, de la mano de Julio Ardila, y luego en el cineclubismo, pero su paso fue efímero; también ejerció por varios años el periodismo, aunque lo suyo siempre fueron los textos cortos; inició en la literatura con narrativa, luego con poesía y mordió con firmeza el relato breve, tal como lo hizo el caimán del ‘Sabio’ en El hombre que se mece, su más reciente obra publicada:

«Cuando el caimán lanza el ataque y aprieta su mandíbula, sabe que ese es el momento —y no otro— en que la presa ya nada puede hacer; y —en especial— que es una decisión irreversible».

Jaime Fernández Molano en 1987, cuando era reportero de las revistas 'Entreletras' y 'Oriente'.

Jaime Fernández se dejó seducir por las obras de Horacio Quiroga, Alan Poe, Cortázar, Borges, Rulfo y antes de leer a Augusto Monterroso ya escribía relatos breves. Las letras de Kafka lo cautivaron, aprendió a condensar con mayor precisión las frases y los párrafos, y como si el acto de escribir le apasionara más que el de publicar, acumuló en papelitos muchos de sus escritos a lo largo de los años. De esos retazos nació Mis muertes, relatos de 1980 a 1999.

Sus primeros textos literarios los escribió en una máquina Brother, de pintas rojas y marrón, que le obsequió la mujer de la carta, una campesina nacida en Cáqueza, Cundinamarca, y quien fundó en Villavicencio el primer salón de onces Jimmy, luego Jimmyto, en honor a Jaime, el más consentido de sus hijos, tan consentido que fue ella también quien le obsequió una rústica imprenta de mano con la que publicó los primeros volantes y trabajos menores.

Jaime Fernández Molano (izq.) y el poeta Julio Daniel Chaparro (q.e.p.d.). Foto: Constantino Castelblanco.

Pero Jaime se vio obligado a vender aquel valioso tesoro que lo inundaba de recuerdos, para arañar recursos y editar el primer libro de Entreletras, Mateo solo, de Evelio Rosero, en un momento en el que ninguna otra editorial quería publicarlo. El éxito fue redondo, al autor le abrieron las puertas en el extranjero, mientras que Jaime y Entreletras iniciaron una carrera que aún no termina, como la inconclusa carta a su madre, tac, tacatac…

«Corro frenético por la calle hasta alcanzar el umbral, entro y tranco la puerta. Le he ganado la carrera a la parca. Abrazo a mi madre, quien me besa feliz y me estrecha entre sus brazos.

«—No temas hijo, ella nunca te va a alcanzar —me dice, con la ternura de siempre. Igual que cuando vivía en este mundo». (Del libro El hombre que se mece, de Jaime Fernández Molano).

Fotografía de María Molano de Fernández, madre de Jaime Fernández, en el piedemonte llanero: al fondo está Villavicencio. Año 1956, aproximadamente.

Otros datos sobre Jaime Fernández Molano

Fue periodista del diario El Espectador, director de las revistas Oriente y Entreletras, y columnista del diario El Tiempo y de Llano Sie7edías.

Jaime es boyacense, pero no de pura cepa, sino de pura chepa, como él mismo lo dice. Su padre fue funcionario de la Caja Agraria, un visitador itinerante, quien en uno de esos viajes se radicó por un corto periodo de tiempo en Ventaquemada, donde nació Jimmyto (Jaime) el 12 de mayo de 1960. Cuando cumplió seis años de edad se radicaron en Villavicencio.

Es fundador del Taller de escritores de la Corporación Cultural Entreletras (desde 1981), cofundador de la Red Nacional de Talleres de Escrituras Creativas (Renata) del Ministerio de Cultura, coordinador de la muestra regional de la FILBo desde su fundación, director de los encuentros nacionales e internacionales de escritores de Villavicencio desde 1982.

Jaime Fernández Molano. Foto: Santiago Molina.

Recibió mención especial en el Concurso Internacional de Cuento Breve de Calarcá (1985).

Ganador de los premios Gestor cultural (1999).

Líder del año (Cofrem-Club Rotario, 2011).

Ganador de la Beca Nacional de Periodismo Cultural (Ministerio de Cultura, 2011).

Libros publicados: Mis muertes (minificciones) 1999; Filo de ausencias (poesía) 1999; Otras geografías (periodismo literario) 2001; Edición secreta (poesía) 2014; El hombre que se mece (historias mínimas) 2017 y 2019.

Es coautor de los libros Umbral de lunas (1984); Bitácora de los talleres literarios en Colombia, Ministerio de Cultura (2000); y País al andar. Crónicas de la Colombia viva y tenaz (2011).