“Las ruedas del auto te
aprisionaron y te robaron la vida”
Con una fina pluma, el periodista Rubén Romero, de
Llano Sie7edías, publicó en Facebook una sentida carta en la que refleja el dolor
que le dejó la trágica partida de su mascota.
¿Dónde estará mi Niña?
"Mi niña linda Lissie, así te decía y así te quedarás en
mi memoria por siempre. Ahora que siento el enorme vacío de tu ausencia me
detengo a ver la vida y observo el cúmulo de contrastes y de ironías que ésta
tiene.
"Me opuse a que llegaras a mi hogar porque no quería
quitarte libertades ni encerrarte en cuatro paredes. No concebía que un ser
como tu pasara todo el día solita en casa y, a regañadientes y con muchos
reparos, acepté tu llegada.
"Lo que jamás imagine es que en tan sólo 10 meses ahora
mi alma esté inconsolable porque me resisto a aceptar tu pronta y trágica
partida.
Sí, trágica, porque nunca debiste haberte metido debajo
del carro en el que yo arranque. Extrañamente y como si fuera una dolorosa
fatalidad que tenía que ocurrir porque sí, tus felinos instintos no te
permitieron saltar a tiempo para evitar el peligro y salvarte de las ruedas del
auto que te aprisionaron y te robaron la vida.
"Desde entonces (hace 10 días) hay un aguacero intenso
con cientos de miles de gotas de dolor que inundan e impregnan mi alma y mi
corazón. No cesa la lluvia y la bruma opaca mis ojos. Siento todo el día un
dardo clavado a un costado de mi corazón que me hurga y escarba hasta las fibras
más remotas y fuertes de mi ser.
"Repaso la casa y te veo juguetear y corretear por la
sala y el comedor con tus pelotitas de papel que yo te armaba y con aquellas
que te compramos para que jugaras porque tenían campanitas que sonaban y te
gustaba. Aún escucho el maullido de las mañanas con el que
pedías tu desayuno o el maullido tímido y poco audible de la noche cuando,
cansado y algo estresado, yo llegaba a la casa y te llamaba para que me dieras
ese soplo de alegría y bajabas alegre por la escalera, como una niña linda y
consentida, porque creías que esta vez sí te había traído el atún que tanto
adorabas.
"O los saltitos que dabas de mueble en mueble o del
suelo a mi cama con los que alegrabas los días oscuros y a veces cargados de
mala leche de mi vida.
"Que tristeza tan infinita siento en mi interior. Jamás
me imaginé cómo es que uno puede llegar a querer a su mascotita linda, a esos
angelitos que te enseñan que la vida es bella, que cosas tan sencillas como el
maullido o la simple pasada de la lengua por el hocico, son hermosas y que hay
un 'mundo animal’ lleno de amor que humaniza nuestros sentimientos.
"Aunque muchos me dicen que fue un accidente, que no lo
lamente más, que no me atormente, aún siento ese aguacero que empapa mis
sentimientos. Solo me queda esperar que ojalá llegue pronto el día en el que el
Sol entre e ilumine las mañanas y las noches en las que tú y yo ‘conversábamos’
plenos de amor": Rubén Romero.
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