Una modelo de madre empresaria
Enero 17 de 2018
La bella
llanera Cindy Palma, creadora de su propia marca de ropa, habló con Agenda Hoy
sobre los duros momentos por los que pasó luego del nacimiento de su segundo
hijo, y confiesa que en su época escolar fue víctima de acoso virtual.
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El pequeño Alejandro, que para la toma de la foto tenía tres meses, llegó a casa luego
de permanecer en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales de la Clínica
Meta. Hoy tiene ocho meses.
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Durante su
último año de colegio, a la bella y hoy empresaria llanera Cindy Palma Aguirre,
hija del exconcejal de Villavicencio Henry Palma y prima hermana de la
presentadora de televisión Linda Palma, la señalaron de haber sido dama de
compañía, cuenta que fue víctima de montajes fotográficos que buscaban dañar su
imagen, sin embargo, ha demostrado ser una mujer profesional y emprendedora. Es
la creadora de la marca de ropa Coconut, de una próspera boutique en un reconocido sector de la ciudad, y conserva un
matrimonio de siete años con el palmicultor Camilo Silva, una relación de la
cual han nacido sus dos amores: Mariana, de cinco años, y Alejandro, de ocho
meses.
Antes de su
último embarazo, su rutina diaria era salir a montar bicicleta en compañía del
grupo Afroditas —de mountain bike—,
ir al taller de la empresa, almorzar con su hija, pasar tiempo con su esposo,
pero en las últimas semanas, previas a esta entrevista, pasaba más tiempo en la
Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales de la Clínica Meta. Su pequeño no
había sido dado de alta. Nació a los seis meses y medio de gestación (28
semanas), cuando sus pulmones todavía no estaban desarrollados. Tuvo que ser intubado
y cuando ya respiraba por sí mismo, lo afectó la apnea del sueño. De nuevo un
tubo permitía la entrada de aire a sus pulmones.
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Junto con su esposo Camilo Silva y su
hija Mariana.
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“Yo me he
quebrantado muchísimas veces, pero mi esposo es el que me ha dado la fortaleza,
muchas veces llegaba a la casa muy asustada, pensando en que mi celular podía
sonar en cualquier momento, entonces él me decía, tienes que estar con mente
positiva. Las cosas hay que atraerlas, entonces me levantaba y me daba
fuerzas”, recuerda Cindy, quien, pese al dolor, no tuvo la necesidad de tomar
medicinas para controlar la depresión. “La única medicación que me han dado es
la oración”, agrega.
El amor por su
trabajo tampoco le permitió guardar el cuidado posparto que debe tener toda
madre al dar a luz. Vete a casa,
descansa, le decía su esposo, con frecuencia. “Creo que los emprendedores no
estamos hechos para dormir bien”, responde Cindy, profesional en Finanzas y
Comercio Exterior de la Universidad Sergio Arboleda de Bogotá, con maestría en
Administración de Negocios —y doble titulación en España—.
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Cindy Palma, de 28 años, junto con su
hija Mariana, de cinco. Les gusta vestir igual y modelan los vestidos de la
empresa.
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En las aulas de
clase proyectó lo que es hoy Coconut, su propia marca de ropa. Inició con
prendas para madre e hija. Ella y su pequeña Mariana, en ese entonces de año y
medio, eran las modelos. Vestían igual. Ya ha pasado un poco más de tres años y
la marca ha crecido en diseños. Su otro fuerte son las camisas vaqueras. Cuando
empezó el auge del deporte de aparte y encierro de ganado, una derivación del
team penning, empezó a vestir a los vaqueros, incluso a su esposo, quien hizo
parte de los pioneros en el Meta. También vio la oportunidad de diseñar prendas
y accesorios para ciclistas y hoy muchos de ellos visten su marca.
Además de ser la
directora de Coconut, esta villavicense, de madre antioqueña y padre llanero,
es quien coordina los temas de competitividad en la Gerencia de Estudios
Económicos y Políticas Públicas de la Gobernación del Meta. Confiesa que no
quiere seguir los pasos políticos de su padre, hombre a quien admira. “Me
impulsó a especializarme, a estudiar lo que quería, al hacer la idea de negocio
él me ayudó en la ubicación de dónde yo podía tener esta empresa”.
Cindy Palma tuvo
todo para convertirse en una reconocida modelo. Confiesa que, a los 22 años y
luego de convencer a sus padres, por caprichos de juventud, pasó por el
quirófano para practicarse la mamoplastia y la rinoplastia, e hizo parte de las
agencias de modelaje First Models, en Villavicencio, y Stock Models, en Bogotá.
De hecho, algunas de sus fotos en vestido de baño, que todavía circulan en
redes sociales, siguen despertando los suspiros de muchos hombres. Sin embargo,
pesaron más los consejos de su padre, de convertirse en empresaria. Y aunque no
lo dice abiertamente, los chismes que surgieron en su época de modelaje fueron
una presión para dejar las pasarelas. En un blog de Villavicencio subieron
algunas de sus fotos, con montajes obscenos, “se burlaban de las niñas de acá,
y eso fue muy difícil. Llegar a la universidad para que mis profesores o amigos
creyeran que esa niña de Villavo, la cara bonita del salón, era bruta o bien
jodida, entonces cambiar eso fue difícil”. En sus primeros trabajos, sus
compañeros y amigos, después de googlear su
nombre, le preguntaban si en su pasado se había dedicado a algo malo. La
respuesta, por supuesto, siempre fue no.
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Cindy Palma hizo parte de algunas
agencias de modelaje, pero hoy solo viste la ropa de su marca.
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“Alguna vez
conocí a alguien de Pereira. Una de las personas con las que estábamos reunidos
hizo el comentario de lo que les dicen a las pereiranas, y ese hombre se paró y
defendió a las mujeres de su ciudad. Nunca se me va a olvidar. Aquí, los
muchachos deberían hacer lo mismo, defender a las niñas de acá, porque hay
tantas mujeres bonitas en Villavo, con tanto futuro y los hombres también se
dedican a dañar eso”.
¿Qué otros
chismes le crearon?
“Eso fue lo más
difícil, alguna vez también comentaron que me dedicaba a ser dama de compañía
de la alta sociedad, y que en una de esas citas de alta compañía estaba mi
papá, esas cosas dañan y afectan, pero se saben llevar y ya después del tiempo
uno las sabe manejar”.
Los rumores del
pasado son ahora anecdóticos, porque la verdadera Cindy Palma es esa bella
mujer de sueños intactos, la empresaria que pasó la línea del emprendimiento y anhela
tener en un mismo edificio toda la cadena de valor que les da vida a sus
diseños, la madre que ya sonríe, porque luego de una lucha por la vida, su hijo
llegó a casa y crece junto con su hermanita Mariana.
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