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La cruda realidad de la violencia en la pluma de una escritora llanera

Fennys Tovar se libra de sus miedos ayudada de la literatura

Octubre 18 de 2017

Fennys Tovar fue reclutada por paramilitares y obligada a trabajar durante ocho meses. Luego de escapar de las garras del conflicto armado, esta mujer, nacida en San Martín (Meta), pero adoptada por Villavicencio, fue víctima de violencia intrafamiliar y el miedo se apoderó de su vida. Sin embargo, encontró en la literatura una manera de desahogarse y quitarse las cadenas de ese temor, de ese verdugo.

Primero lo hizo con la publicación de ‘Las tres orillas’, libro en el que relata episodios de la guerra en Colombia, de experiencias vividas y aprendidas en cautiverio, y ahora desvanece sus temores de maltrato con ‘Su majestad el miedo’, novela que acaba de presentar en desarrollo de la Feria Internacional del Libro de Cali y que hoy, 18 octubre, lanzará en la Casa de la Cultura de Villavicencio, a partir de las 7:00 de la noche.

Fennys Tovar ha escrito los libros 'Su majestad el miedo' y 'Las tres orillas'.


Agenda Hoy habló con ella acerca de su nueva novela y de algunos de esos difíciles momentos por los que ha pasado.

¿Cómo nace ‘Su majestad el miedo’?

Hacía tiempo quería tratar el tema de violencia de género, escribirlo con mis palabras, porque es que aún pareciera que cada día aumentara el maltrato hacia las demás personas, entonces quise contar eso, reuní varias historias en una, hice una novela, pero también mostrando la forma en la que podemos decir ya no más.

¿Por qué escribir sobre la violencia de género?

Sinceramente, porque aparte de que, en algún momento también  tuve un hogar donde se sufría violencia intrafamiliar, es también ver cómo uno tiene que ver a las amiga, los vecinos, ver en la noticias, y ver que existen todavía mujeres sometidas y sumergidas en el miedo, eso me motivó muchísimo, porque yo dije, algún día yo sentí miedo, yo tuve muchos miedos, porque hay diferente clases de miedos, pero yo los pude, poco a poco, ir venciendo, y cuando uno empieza a hacer el ejercicio, de repente las cosas cambian a favor de uno.

¿Cómo fue esa violencia que sufrió?

Cando yo tuve mi hogar, también se sufrió de alguna u otra forma de esa violencia, donde uno tuvo que someterse a ciertas reglas, digamos por mi compañero, e imposiciones en las que uno no estaba de acuerdo, pero por miedo a que las cosas llegaran a mayores uno se sometía a  lo que la pareja dijera, y muchos años después entendí que no es así, que yo soy libre, que todos somos libres y tenemos nuestro derecho a ejercer nuestros pensamientos, todos los que queramos, con  toda la libertad, nadie es de nadie.

¿Violencia física y psicológica?

Sí, en algún momento hubo violencia física.

¿Cuánto tiempo duró en ese infierno?

Yo diría que bastante, porque ha sido muy complicado lo que me estaba pasando, porque aparte de haber tenido que vivir esas cosas había sido víctima del conflicto.

¿Víctima del conflicto?

En el año 2000 o un poco más, cuando yo necesitaba un trabajo súper urgente, lo único que me ofrecieron fue un trabajo en una empresa, que decían que era Terpel, pero resultó ser un campamento paramilitar, fue muy difícil ese tema, porque ya había tenido que pasar lo de la violencia intrafamiliar y esto, por eso el miedo, por eso el título. Cuando yo me di cuenta estaba en un campamento paramilitar, que cuando yo pretendí salir no me dejaron, duré ocho meses, antes de escapar.

¿A qué trabajos la sometieron?

Era un campamento donde había mecánicos, me tocaba cocinarles a ellos, a la hora que ellos dijeran, si querían las 24 horas, me tocaba las 24 horas.

¿Dónde?

En Puerto López (Meta).

¿Volviendo al tema de la novela, cuántas historias de violencia hay en ‘Su majestad el miedo’?

Hay varias, está la violencia hacia los hombres, porque me pareció importantísimo, siempre hablamos de que las mujeres son las maltratadas, quise mostrar sobre los hombres, un caso aislado como la hace ver la sociedad. Igual, yo siempre he dicho, en el caso de las mujeres, que hay leyes, hay todas las oportunidades para nosotros protegernos, desconocemos nuestros derechos y hay mujeres que se sumergen en su dolor y en su miedo. A la vez pienso que por más leyes que haya, la justicia es muy lenta, entonces pareciera que entre la justicia y ese verdugo fueran cómplices y acabaran con ese ser humano, porque ha habido caso de mujeres que denuncian, demandan, y parece que el caso de las mujeres también fuera un caso aislado, porque si les tuvieran más importancia se evitarían tantos asesinatos, por eso mi afán a escribir estas historias.

¿Y la historias de dónde salen?

Unas me las contaron, otras las vi, y ahí también me tocó jugar con la imaginación para poder embellecer mi novela.

¿Cuál fue la que más le impacto?

La parte en la que la mujer se para en el espejo, que ya empieza la metamorfosis, empieza  a cambiar y reconocerse lo valiosa que es ella, lento, eso me impactó mucho.

¿En cuál caso?

La niña que buscaba al papá puerta a puerta. Ella quería conocer al papá, es la misma niña, la protagonista, Diana, es protagonista, pero hay dos historias más y trato de que se encuentren. Durante la historia hay relación entre ellas. Mechitas, por ejemplo, es una señora de la alta sociedad, que quise mostrar, que también son maltratadas, y el miedo de ellas, es al qué dirán, al escándalo, entonces la entrelacé un poco con la historia de Diana.

¿Por qué elige esa técnica de narración de contar las historias?

Porque es un reto para mí como novelistas, y es como mostrar que, desde siempre he recogido historias y hago una sola, y ahora que la llevo al público, es mostrarle a mí misma que sí puedo.

¿Escribir la novela le ha hecho perder el miedo?

Los dos libros, sí, yo creo que cuando escribí, primero, ‘Las tres orillas’, deje mucho resentimiento, porque cuando aparecían muertos  los paramilitares o los guerrilleros, yo decía se lo merecen, porque yo vivía con ese resentimiento, pero cuando yo empiezo a escribir sobre esta mujer, ya como que uno va sacando todos esos demonios y rabia, y empieza uno a valorar la vida. Y cuando escribo sobre Mechitas, en ‘Su majestad el miedo’, y decir, esa mujer cómo sufrió y uno valorar lo que tiene, todo esto me ha enseñado a valorar lo que tengo y lo que soy, a convertirme en otra persona, antes lloraba por todo, porque uno vivía en el odio y en el miedo.

¿Por qué el nombre del libro?


Porque las personas que se dejan maltratar son por miedo, las personas como Mechitas, que permitió que la maltrataran, fue por miedo al escándalo, al que dirán y a que el esposo la dejara económicamente mal.  Y el que la maltrataba era el amante, y el esposo sabía y no le decía por temor quedarse solo.


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