Más
de un siglo en pie
Mayo 3 de 2018
Pese a que el día de su siembra no se conoce con exactitud, el
municipio tomó el 3 de mayo como la fecha de su cumpleaños. Hoy está
cumpliendo, entonces, 104 años.
El samán está ubicado en el centro de la Plaza Los Libertadores de Villavicencio. |
Y es que mientras el padre Mauricio Dieres Monplaisir
aseguró, en el libro ‘Lo que nos contó el abuelito’, que el árbol fue sembrado en
1915 por Antonio Turriago, existe otra versión. La de una una entrevista realizada en 1991 a Nicolás
Prieto, uno de los habitantes de aquella época, en la que este señala que fue plantado el 3 de
mayo de 1914, fecha que fue oficialmente tomada en el 2004 para celebrar su
centenario. Ese día, decenas de personas los abrazaron por ser este un símbolo de la ciudad.
El emblemático árbol, que antes de su siembra los
protagonistas fueron un caucho y algunos palos de mago, ha sido testigo de la
transformación de la céntrica plaza, bautizada en diferentes oportunidades. San
Pablo, Sucre, Santander, Bolívar y Los Libertadores.
“A la antigua salida de la ciudad hacia Bogotá, la
plaza o, plazuela, como se acostumbra a decir, ha tenido una suerte muy
curiosa, al principio mero pedregal, servía de basurero cuando se descuidaba la
policía. En 1918 se le dio el nombre de Bolívar y un alcalde romántico probablemente,
soñó con un parque. Este se levantó en pocos días y unos meses después había
flores, tertulias y hasta retretas, pero no teniendo partida para un jardinero
se contó con el servicio benévolo de las damas de nuestra sociedad para que
ellas dedicaran las tardes al riego, siembra, poda, etc.”, escribió Monplaisir
en su libro.
Fotografía del samán tomada del libro 'Lo que nos contó el abuelito'. |
El sáman ha visto como el lugar fue utilizado de plaza
de mercado dominical, de plaza de toros en las fiestas de San Pedro, como
celebración de fiestas patrias, de parqueadero de los primeros automotores que
llegaron a la ciudad y hasta sitio de
ubicación de un surtidor de gasolina con manivela.
Hoy, el samán está rodeado de moles de cemento que
opacan una historia tan grande como él mismo, un samán cumpleañero.
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