Del Marxismo al Avivamiento
Septiembre 17 de 2019
Ya han pasado varios meses desde que el centro mundial de
Avivamiento instaló una de sus iglesias cristianas en un poblado de exguerrilleros
de las Farc en el municipio de Mesetas, en el departamento del Meta, y todavía despierta
sorpresa entre visitantes, turistas y periodistas, tras recordar que en tiempos
de guerra la religión era el opio del pueblo para una guerrilla adoctrinada en los
pensamientos marxista y leninista.
La iglesia, construida en lámina de yeso (drywall) y
tejas de zinc, fue levantada en el Espacio Territorial de Capacitación y
Reincorporación (ETCR) La Guajira, en la vereda Buenavista de Mesetas (Meta),
donde habitan unos 100 excombatientes en proceso de reincorporación a la vida
civil, algunos de ellos con sus familias (213, según cifras oficiales de la Agencia
para la Reincorporación y la Normalización). El espacio también es conocido
como Mariana Páez.
Las puertas de la iglesia de Avivamiento abren cada fin
de semana, si el viaje de los pastores desde Bogotá no sufre algún percance de
fuerza mayor. Las reuniones o cultos se realizan los viernes, a las 7:00 de la
noche, y los domingos, a las 9:00 de la mañana, según el pendón instalado en
una de sus paredes y que acompañan con las fotografías de los pastores Ricardo
y María Patricia Rodríguez, fundadores del centro mundial de Avivamiento, y la frase:
«La
gracia del señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunidad del Espíritu Santo
sean con todos vosotros. Amén».
¿Pero por qué una iglesia de Avivamiento terminó instalada
en el centro del poblado y ganándole el pulso a la iglesia católica?
«Tengo
conocimiento que un líder muy fuerte de acá tenía afinidad con la iglesia y le
cedieron el espacio, y ellos lo que hacen es apoyar en cosas, como si fuera una
forma de pagar arriendo, por ejemplo, en el aula están poniendo baldosas,
ayudan en obras, a la gente, si tienen un cita médica urgente, ellos la
aportan, es como la forma en que retribuyen al espacio»,
explica uno de los civiles que comparte el espacio territorial y quien prefiere
reservar su nombre.
No todos los habitantes del poblado están de acuerdo con
la instalación de la iglesia, pero ya no hay mayores discusiones, pues tras los
acuerdos de paz se aceptó la libertad de culto.
Efrén Parrado cuenta que duró 11 años en la guerrilla,
suficientes para aferrarse a una vida laica, y demuestra que no está conforme
con la iglesia. Todavía se aferra a lo que le fue inculcado en las filas.
«Uno
está en el partido Farc, porque uno comparte su política. Tenemos una ideología
a la que siempre nos hemos regido, en la que se aplican los principios del marxismo
y el leninismo, que es el principio del comunismo, que todos tengamos lo justo
y lo necesario, porque de eso se trata la lucha», explica el excombatiente, quien
en la guerra era conocido como Daniel Parrado.
Por su parte, Alexander Parra, otro de los
excombatientes, difiere en su concepto y ahora rechaza algunos postulados del
marxismo. Pero también es consciente de que en algunos de los 24 espacios de
reincorporación hay quienes siguen en contra de la iglesia. Y agrega:
«Siguen
pegados de la máxima que dijo Marx en el siglo dieciocho, que la religión es el
opio, y uno les dice, eso lo dijo Marx en un determinado momento, pero ya, a
estas alturas de la vida, las cosas han cambiado, además estamos en una nueva
situación, y si hablamos de reconciliación, reincorporación e integración,
entonces, hay que comenzar por ahí, haciendo la paz con Dios, para purificar el
alma y el corazón. Ya en los tiempos actuales hay que reconocer que nos
equivocamos, que se cometieron fallas,
se mataron pastores, curas, bueno, se hicieron cantidades de cosas, que al fin
de al cabo usted se pone a mirar, la iglesia inculca ciertos valores y les da
fe a las personas para que luchen por algo, por un propósito, les da fortaleza,
entonces uno mira que es mejor tener una iglesia y no dos o tres billares, una
gallera. Uno se pone a mirar cuál enseña o cuál educa más».
Y es que en el poblado fariano, además de iglesia de
Avivamiento, también hay panadería, guardería, dos restaurantes, hotel, sala de
internet, biblioteca y ludoteca —bastante pobres en textos—, un parque, un aula
y hasta gallera y dos billares.
«Si a
mí me ponen a decidir entre dejar ir a mi hijo a la iglesia o al billar, yo lo
dejo ir a la iglesia», responde Luz Marina Giraldo, la mujer responsable de la
instalación de la iglesia. En la guerra era Yesenia, la enfermera del Mono
Jojoy, ahora es una de las líderes del espacio territorial y ganadora del
Premio Mujer Metense 2018.
«Cuando
trajimos la iglesia de Avivamiento nos hicieron una guerra terrible, y ahora
hay varios ETCR que ya adoptaron cualquier iglesia. Lo que pasa es que cuando
nuestros líderes firmaron el acuerdo, dijeron que nos sujetábamos a la Constitución
Nacional y dentro de ella se respeta la libertad de culto. Nosotros ya no somos
un campamento guerrillero, somos un centro poblado donde entra y sale gente,
donde ya no vivimos solo excombatientes, sino familiares también. Claro, las
Farc tuvieron muchos inconvenientes con las iglesias y cultos».
¿Por qué?
«Porque
el marxismo, el comunismo y el leninismo son polos opuestos. El problema dentro
del conflicto armado fue porque las Farc, como organización, no admitía en su
territorio el tema de la evangelización. Entonces, de muchas partes se echaron pastores,
se fueron los sacerdotes, se prohibían los cultos de las iglesias, a mucha
gente le toca hacer sus cultos a escondidas, o ir por allá a Villavicencio, a
una ciudad capital donde pudieran asistir a una iglesia, porque en los
territorios era muy complicado. Quizá hay muchos excombatientes criados en
hogares cristianos, religiosos, de alguna índole; hoy tenemos la libertad de
expresión, ya nos podemos echar la bendición o ir a orar sin ninguna
restricción. Además, la iglesia de Avivamiento nos ha demostrado con hechos el
compromiso que tiene para apoyarnos con el tema de la reincorporación. Nosotros
somos un pueblo o un caserío o una comunidad igual que cualquier otra en la
región, todos los pueblos tienen su capilla, su iglesia, por qué no podemos
nosotros aquí».
¿Cómo es el apoyo de Avivamiento?
«Ellos
nos han apoyado muchísimo en el tema de salud. Aquí teníamos unos casos muy
complicados (…) Ellos los llevan a Bogotá, a nosotros no nos cuesta
absolutamente nada, nos han ayudado con proyectos pequeños, con apoyos, y el
apoyo moral es muy importante. Cada ocho días se vienen a estar viernes, sábado
y domingo, y eso es de valorar, porque a nosotros muchas personas nos
estigmatizan. Ellos vienen y hablan con la gente, nos conocen, nos escuchan,
entonces eso es un apoyo moral muy importante que necesitamos los
excombatientes en estos momentos. Por ejemplo, muchos se han ido a donde las
familias y han regresado porque dentro de las mismas familias se sienten
rechazados».
¿Pero si vienen de otras religiones permiten
también el acercamiento?
«Todos
vienen, por ejemplo, la iglesia católica, la diócesis de Granada, ellos vienen
para Semana Santa, para días especiales, ahora tienen proyectados unos bautizos,
vienen y dan misa esporádicamente. La fundación Emaús de la iglesia católica
también está apoyando, la Casa sobre la Roca, entonces hay varias iglesias
comprometidas haciendo el apoyo psicosocial que, en muchos casos, las entidades
del Estado se han quedado cortas. Y es que sinceramente somos muchos, y por lo
general cuando el Estado trae algún psicólogo es una situación tan incómoda, es
algo muy acartonado, en cambio la iglesia viene, se pone a charlar con uno, se da
confianza, les traen colores a los niños, los ayudan a socializar, un trabajo psicosocial
que es necesario».
¿Por qué decide ingresar a la iglesia de
Avivamiento?
«Cuando
yo estuve en la cárcel, me hice muy amiga de un pastor que por 10 años me
acompañó en prisión sin ningún interés. Él iba donde fuera, porque a mí me anduvieron
por muchísimas cárceles. Es un pastor de las iglesias amigas de Dios, que es de
la misión carcelaria, él me llevaba un rollo de papel higiénico, un paquete de
toallas higiénicas, un dulce, lo que pudiera, iba y me visitaba. Yo hacía
cosas, una carta, un muñequito, cualquier cosita para que se la llevara a mis
hijos, que estaban en el Bienestar Familiar. Como pastor lo dejaban entrar a
donde los niños, él iba y los miraba, les llevaba un dulce, una carta, lo que
yo le mandara, y de para acá lo mismo. Entonces, por 10 años estuvo haciéndome
ese acompañamiento y uno de alguna manera aprende a ver más allá de los
intereses personales.
«Entonces,
un día vinieron al espacio unos pastores de la iglesia Asamblea de Dios, que
distinguían a ese pastor Germán. Y bueno, por ese lado empezamos a conversar (…)
ellos siguieron viniendo, después Aldinever les dio permiso de seguir viniendo y
como a los seis meses, Cipriano, que era el jefe político del espacio, autorizó
que viniera la iglesia».
¿Tuvieron problemas?
«Como
les dije, sí tuvimos unos inconvenientes muy fuertes, pero yo creo que cuando
hay argumentos todo es válido, pues el argumento es que en este momento
nosotros somos ciudadanos igual que ustedes, regidos por la misma constitución,
con los mismos derechos y con los mismos deberes. Entonces en ese entendido,
nada que hacer, yo les dije, el acuerdo lo firmaron ustedes, y ustedes dijeron
que nos regíamos por la constitución, y la constitución dice que hay libertad
de cultos y de expresión».
Gracias Dios por cada persona que cree en ti .porque para ese ser habrá esperanza de una vida diferente .no importa si es esta u otra iglesia . Tu poder no tiene barrera en casas hechas por hombres
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