La historia de El Gaván
Febrero 19 del 2020
Comestibles El Gaván estuvo al borde de la quiebra
en 1998. Su creador logró salir adelante y hoy la proyecta como una
microempresa próspera.
La fábrica de Comestibles El Gaván está ubicada en Restrepo (Meta). Foto: Óscar Bernal. |
Cada
mes Comestibles El Gaván comercializa en el Meta y Bogotá más de 250 mil
paquetes de pan de arroz, producto típico de los Llanos Orientales. La empresa
nació en un pequeño local de tres metros cuadrados, en el barrio El Estero de
Villavicencio, en el año 1994.
Su
fundador, Germán Gordillo, no había cumplido la mayoría de edad cuando recibió
de su hermano un horno y los elementos necesarios para elaborar sus propias
rosquitas de pan de arroz, amasijos hechos de arroz y cuajada. Las ofrecía en
las tiendas, montado en una bicicleta. Todas las tardes, también subía
caminando con un canasto hacia el barrio Galán, en la parte alta de la ciudad,
y bajaba ofreciendo el producto en las casas, hasta llegar al centro. Terminaba
su recorrido a las afueras de la Gobernación, en busca de algunos clientes.
Con el
pasar de los años, superando dificultades, el negocio fue creciendo y se hizo
necesario contratar personas que le ayudaran. Incluso, el punto de fábrica se
trasladó al barrio Villa Johana, a una vivienda más grande. “Prácticamente yo
empecé sin plata, sin nada. La receta se la aprendí a mi hermano y mi cuñada.
En esa época el pan se trabajaba blandito. Ya después lo pusimos tostado”,
recuerda Germán Gordillo.
La empresa genera 30 empleos directos. Foto: Óscar Bernal. |
El
Gaván ha logrado negociaciones con las cadenas Olímpica, Oxxo, Justo y Bueno y
los supermercados Cooratiendas y Romi, en donde actualmente se puede conseguir
el producto. En octubre pasado la marca dio a conocer que envió el primer
pedido de pan de arroz a Miami, Estados Unidos. Las roscas, que son más
pequeñas de lo normal para poderlas exportar —sin que se partan—, estarán en la
cadena de supermercados El Bodegón, de dueños colombianos.
“Estaremos
en seis tiendas, por ahora. Este es un pedido de ensayo. Queremos que los
amigos del Meta nos recomienden allá. Si se vende, nos hacen otro pedido y
vamos escalando. Ese es el compromiso”. Otro de los países que quieren
conquistar es Panamá, nación a la que ya ingresaron a través de un
intermediario.
Germán Gordillo, fundador de El Gaván. Foto: Santiago Molina. |
El
balance hoy es positivo, sin embargo, entre los años 1998 y 2000 la empresa
casi quiebra debido a los efectos en la región del conflicto armado. Había
inconvenientes, por ejemplo, para trasportar hasta Villavicencio la cuajada y
el arroz, ingredientes principales del crocante alimento. “Fue una época
difícil porque todo se ponía costoso y no había tanto consumo. Se bajaban las
ventas. Era como si la gente no tuviera plata para gastar”.
En
cuanto al mercado bogotano, Gordillo relata que le comenzó a apostar desde el
2006. “Me fui en la moto hasta Bogotá con 200 paquetes. Recuerdo que el primer
día vendí 150 y regresé con el resto partidos. Los ofrecí en tiendas, sin
conocer la ciudad”. Después siguió viajando semanalmente con 700 unidades, que
se vendían rápidamente en los supermercados de barrio. Actualmente la
distribución y venta en los negocios capitalinos están a cargo de una familiar
del empresario villavicense. Su esposa, Jenny Moreno, y sus dos hijos
igualmente hacen parte del proyecto.
Cambio
de mentalidad
Germán
Gordillo confiesa que antes vendía pan de arroz para sobrevivir. No pensaba
tanto en crear empresa. Su mentalidad cambió cuando hizo dos talleres sobre
negocios y administración en el Sena. De entidades como la Cámara de Comercio
de Villavicencio y Procolombia también recibió capacitaciones.
En Bogotá se distribuyen cerca de 50.000 paquetes de pan de arroz semanalmente. Foto: Óscar Bernal. |
“Comencé
a implementar lo que aprendí. Hicimos nuevas estrategias de ventas y cambiamos
el producto: le pusimos, por ejemplo, una imagen y etiqueta. Así volvió a coger
fuerza (…) La bolsa era toda delgadita y no le daba muy buena presentación. La
cambiamos por una de mejor calidad y las ventas aumentaron. Después incluimos
el código de barras. Cuando me di cuenta de que por ahí era el camino, fuimos,
poco a poco, organizando la empresa”.
Ante
el aumento de los pedidos de roscas, el emprender decidió invertir en
tecnología para modernizar la planta de producción que funciona ahora en la
vereda Caney Alto, en Restrepo (Meta). Esta tiene 600 metros cuadrados,
distribuidos en las áreas de molienda, asado y empacado. Los molinos son
industriales y el moldeo de la masa (antes hecho a mano) se logra con una
máquina automática. Los hornos son giratorios y tienen temporizador para el
asado: se escucha un pito cuando las roscas de pan de arroz están en su punto.
Esta
empresa metense viene innovando en los sabores del producto para seguir vigente
en el mercado. Es así como además ha logrado producir pan de arroz integral con
semillas de quinua y picante con jalapeño. Ahora la novedad es la galleta de
pan de arroz con chocolate.
Luis Fernando Charrupí Bonilla
Director gentepalante.com
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