Arte
en la ciudad
Febrero 18 del 2020
Esta pareja de
esposos sigue luchando por consolidar un movimiento importante de arte en Villavicencio.
Sandra Rojas y Leonardo Otero. Fotos: Óscar Fabián Bernal. |
Sandra Yanneth Rojas
Guevara y Leonardo Otero Martínez casi que lo perdieron todo por el arte;
huyeron de la quiebra y cayeron en depresión. Como errantes anduvieron calle
arriba calle abajo entre Bogotá y Tunja antes de encontrar en Villavicencio un
motivo de lucha: el arte por y para todos.
Ese es el eslogan del
proyecto artístico que se ha trazado esta pareja de esposos bogotanos, pero
arraigados en un arte hecho en el Meta, en los Llanos. Hace dos años, junto con
la artista Laura de Leal, crearon en Villavicencio la corporación Arte en la ciudad,
y a partir de ese momento han luchado por visibilizar a los artistas.
El 2019 fue un año
de logros. Se ganaron la confianza del Instituto Departamental de Cultura del
Meta para coordinar cuatro exposiciones en el Teatro La Vorágine de
Villavicencio: ‘Con ojos de llano’ (45 obras de 25 artistas), ‘Mitos y
leyendas’ (42 obras de 29 artistas), ‘Expresiones de la diferencia’ (38 obras
de 13 artistas con talentos especiales) y ‘Mujeres, del cuerpo al espacio’, con
54 obras.
Uno de sus sueños es
realizar exposiciones permanentes en el Teatro La Vorágine, insistir en la
recuperación del salón Floramarillo, en la Gobernación del Meta, como centro
expositivo de artes plásticas y visuales; y tener un propio espacio de arte en
el centro de Villavicencio, no solo como galería sino como centro de capacitación.
Ambos son
licenciados en Artes Plásticas de la Universidad de Antioquia. Sandra es
también licenciada en Educación Preescolar de la Universidad San Buenaventura,
mientras que Leonardo ha cursado diferentes programas pedagógicos. Incluso,
cupido los flechó en el Colegio Superior Americano, en Bogotá, donde trabajaron
como docentes de artes.
En el 2012, cuando
llegaron a Villavicencio, Sandra se vinculó al Colegio Espíritu Santo, mientras
su pareja superaba la crisis depresiva que le dejó el paso fugaz por Tunja. A
la capital de Boyacá llegaron desde Bogotá con una maleta de ilusiones y un
camión de pinturas, de obras de arte que llenarían una galería, pero luego de
sufrir una estafa todo se vino a pique, quebraron, y en menos de cuatro meses
tuvieron que regresar a Bogotá con solo 10.000 pesos en el bolsillo, e iniciar
de nuevo. Un viejo amigo les extendió la mano y los acogió en casa mientras
pintaban sus nuevas alas.
La familia de
Sandra, radicada en Villavicencio hace unos 25 años, sugirió buscar suerte en
la puerta del llano. La llamada de uno de sus primos en la que le informaba de
una vacante en el Colegio Espíritu Santo la motivó. La suerte estaba echada,
Sandra consiguió el puesto y fue la primera en radicarse. Semanas después viajó
Leonardo con un camión lleno de sueños y una depresión que cargo durante un año.
Conocieron el
colectivo ‘Dibujando ando’, en el que también estaban, entre otros, Alcibiades
Peña y Diany Martínez. Se vincularon y empezaron a pintar en parques. Leonardo
se unió luego al colectivo 467, con el que participó en trabajos de muralismo.
Ese acercamiento
al arte local hizo que Sandra renunciara a la docencia para iniciar el proyecto
de sus vidas: Arte en la ciudad. Y sin haber nacido en el Meta, la pareja de
esposos es líder en el departamento: él es consejero departamental de artes
plásticas del Meta mientras que ella es consejera nacional de artes visuales
por los Llanos Orientales.
Han motivado de
alguna manera la reactivación del arte en Villavicencio y participado en la creación
de un circuito de arte en la ciudad, al que se han vinculado los talleres y las
galerías de Gerardo Cadavid, Jair Montaña, Diana Hincapié y la Fundación Fuapé,
porque como reza su eslogan, el arte es “por y para todos”.
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